La servidumbre voluntaria
El ‘Discurso de la servidumbre voluntaria’ es un texto fundacional del pensamiento libertario, escrito por La Boétie en 1548.
El escrito interroga por el inexplicable deseo de los pueblos de dejarse gobernar por un tirano.
‘Un millón de hombres que se someten miserablemente con el cuello bajo el yugo, no obligados por una fuerza mayor sino, al parecer, encantados y fascinados por el sólo nombre de uno’.
Es como si la humanidad hubiera abandonado un natural amor por la libertad para sustituirlo por una inexplicable voluntad de servidumbre.
Las sociedades primigenias rechazaban el poder.
Investigaciones recientes indican que en algunas tribus del Brasil los grupos que tenían reyes, los abandonaban o mataban, si estos, se tomaban demasiado en serio su investidura meramente simbólica.
Cada uno de nosotros somos pequeños fabricantes de servidumbre.
La tesis del ‘Discurso de la servidumbre voluntaria’ es que para librarse de la tiranía basta con querer hacerlo.
Para hacerlo no hay cosa mejor que no colaborar con el tirano.
‘¿Qué podría haceros si no fuerais encubridores del ladrón que os saquea, cómplices del asesino que os mata y traidores de vosotros mismos’.
La Boétie advierte que la colaboración con el tirano está articulada en una pirámide, que comienza con unos pocos que rodean al tirano.
Digamos 6.
Los 6 tienen a su cargo 600, que pululan bajo sus órdenes.
Los 600 hacen lo que los 6 hacen con el tirano.
Los 600 tiene bajo su mando 6.000, que trabajan en funciones públicas e incluso en los gobiernos de provincias.
Luego, para los que no están en la pirámide, está el clientelismo.
‘Los tiranos dan a manos llenas un cuarto de trigo, un sentario de vino y un sestercio.
Entonces daba lástima oír como el pueblo gritaba ¡Viva el Rey!’
A mediados del siglo XVI La Boétie no pedía a sus lectores una oposición fuerte sino que empezaran por escuchar la voz de la libertad dentro cada uno.
Lo cual podría considerarse, todavía, como un buen consejo para la humanidad del siglo XXI.
El escrito interroga por el inexplicable deseo de los pueblos de dejarse gobernar por un tirano.
‘Un millón de hombres que se someten miserablemente con el cuello bajo el yugo, no obligados por una fuerza mayor sino, al parecer, encantados y fascinados por el sólo nombre de uno’.
Es como si la humanidad hubiera abandonado un natural amor por la libertad para sustituirlo por una inexplicable voluntad de servidumbre.
Las sociedades primigenias rechazaban el poder.
Investigaciones recientes indican que en algunas tribus del Brasil los grupos que tenían reyes, los abandonaban o mataban, si estos, se tomaban demasiado en serio su investidura meramente simbólica.
Cada uno de nosotros somos pequeños fabricantes de servidumbre.
La tesis del ‘Discurso de la servidumbre voluntaria’ es que para librarse de la tiranía basta con querer hacerlo.
Para hacerlo no hay cosa mejor que no colaborar con el tirano.
‘¿Qué podría haceros si no fuerais encubridores del ladrón que os saquea, cómplices del asesino que os mata y traidores de vosotros mismos’.
La Boétie advierte que la colaboración con el tirano está articulada en una pirámide, que comienza con unos pocos que rodean al tirano.
Digamos 6.
Los 6 tienen a su cargo 600, que pululan bajo sus órdenes.
Los 600 hacen lo que los 6 hacen con el tirano.
Los 600 tiene bajo su mando 6.000, que trabajan en funciones públicas e incluso en los gobiernos de provincias.
Luego, para los que no están en la pirámide, está el clientelismo.
‘Los tiranos dan a manos llenas un cuarto de trigo, un sentario de vino y un sestercio.
Entonces daba lástima oír como el pueblo gritaba ¡Viva el Rey!’
A mediados del siglo XVI La Boétie no pedía a sus lectores una oposición fuerte sino que empezaran por escuchar la voz de la libertad dentro cada uno.
Lo cual podría considerarse, todavía, como un buen consejo para la humanidad del siglo XXI.
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Sestercio: moneda de plata.
Etienne de la Boétie, fue un escritor y político francés nacido en Sarlat en 1530.
De joven se intereso por griego y latinos.
Al ‘Discurso de la servidumbre voluntaria’, también conocido como ‘Contra uno’ lo escribió cuando tenía 18 años.
Falleció en Germignan a la edad de 33 años.
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