Arturo Capdevila (II)

Sus obras

Capdevila es muy poco citado en los manuales de estudios, sus libros no han sido reeditado y se lo encuentra muy poco en las librerías argentinas.
Entre su vastísima producción citamos algunas.
En Poesía publicó ‘Jardines solos’, ‘El libro de la noche’, ‘El libro del bosque’, 'Los romances argentinos’.
En Obra de teatro ‘La Sulamita’, ‘El amor de Scherezade’ (la princesa de Las 1001 noches), ‘La casa de los Fantasmas’, ‘El jardín de Eva’.
La novela ‘Arbaces, maestro de amor’ y el libro de cuentos ‘La ciudad de los sueños’.
Escribió infinidad de ensayos ‘Historia de Dorrego’, ‘El hombre Guayaquil’, ‘Alfonsina’ ‘El pensamiento vivo de San Martín’, ‘El Popol Vuh’, ‘Las enfermedades mentales como estrictamente somáticas’, ‘Prandiologías patológicas en el hombre, el animal y árbol’, ‘De la microbiología a la microtoxiología’


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Entre los escritos de Arturo Capdevila hay uno que Jorge Luis Borges ponderó, un ensayo en el que el autor cordobés escribe sobre Aulo Gelio, y en el que el ensayista apunta que el autor latino no es más que el prototipo de la erudición vana.

Aulo Gelio fue un abogado romano que vivió en el siglo II después de Cristo.
Fue un escritor atípico, difícilmente clasificable. Vivió retirado en las cercanías de Atenas un tiempo y se dedicó a recopilar conocimientos de todo tipo. Fruto de aquel trabajo escribió ‘Las noches áticas’. Los conocimientos que más abundan son los literarios con citas de autores antiguos griegos y latinos, pero también contiene filosofía, ciencia, historia, etc.

Gelio es citado por Cortázar en ‘Rayuela’.
Bioy Casares por su parte elogiaba la obra del romano.

Creo que muchos de nosotros casi sin saberlo también lo hemos conocido de niño, porque cuando la maestra nos contaba la historia de Androcles y el león, nos estaba leyendo un capitulo de ‘Las noches áticas’ de Gelio.
Le recuerdo brevemente la historia.
Androcles era un esclavo, que, escapando de un amo cruel, huye al desierto y se refugia en una cueva. Pero allí vive un temible león. El animal lejos de atacarlo, le muestra una pata malherida, el esclavo lo cura, el león en agradecimiento, alimenta al hombre con carne que él mismo caza.
Mucho tiempo después el esclavo abandona la cueva.
Androcles es capturado y sentenciado a morir comido por los leones.
En la arena del circo, sorprendentemente, el león que debía matarlo no le hace ni un rasguño.
Resultó ser el león que el esclavo curó en aquella antigua cueva.
El emperador le perdona la vida.

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‘El ejercicio de las letras es justamente profesión y carrera.
Profesión que obliga siempre al coto contraído y carrera larga y fatigosa que se emprende con carácter de compromiso sagrado, pues de lo que se trata es de llevar a los hombres el mensaje, que según lo entendimos, nos fue dado para ellos.
De seguro, esto no es echarse a los hombros un manto de púrpura ni ceñirse una corona de laurel, como en las estampas del Renacimiento, entre las inclinaciones de grandes y chicos.
Es simplemente, en cambio, adscribirse a las obligaciones de un duro servicio, lleno de perentorios alertas que los vigías no cesan de enviar’.

(del discurso del escritor en su recepción como Miembro de la Academia Argentina de Letras)




Boletín de la Academia Argentina de Letras.
‘Un cuento de Andrea Camilleri’-Francisco García Jurado-Universidad Complutense-España.
‘Arturo Capdevila, una biografía’-Esteban Dómina-Universidad Nacional de Córdoba.
‘Textos latinos.Interpretación’-Ministerio Educación y Cultura-España.

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