Desarrollo sostenible

O sustentable o perdurable.
Sabemos que la tierra tiene recursos naturales limitados, finitos, posibles de agotarse.
La actividad económica, cuya única finalidad es la riqueza, ya ha producido daños medioambientales que no tienen retorno.

La otrora solidez de la Tierra está disminuida.

Muchos recursos vitales estarán, en pocos años, próximos a consumirse.

Naciones Unidas en un acta de 1992 incluye unas frases muy bonitas.
‘Es menester satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades’.
Yo no sé mucho pero aquella Organización mundial mira la pobreza y las necesidades con ojos de primer mundo.
La realidad es otra.
Estados Unidos tiene una población que representa sólo el 7% de todos los habitantes del planeta. Sin embargo consume la cuarta parte de los recursos de la Tierra.
Si todos los países del mundo se arrogaran el modo de vida norteamericano se necesitarían seis planetas para proveerlo.
Si se tuviera el nivel de vida de Francia, se necesitarían tres planetas como el nuestro.
La torta es una sola.
¿Queda claro como está repartida?

Los pobres son los que más sufren la crisis ecológica.
A veces se dan a conocer extraordinarios avances tecnológicos para la sostenibilidad ambiental. Para los países pobres del mundo esa tecnología les resulta imposible adquirirla o sostenerla en el tiempo.

En un informe divulgado por la WWF (organización conservacionista internacional) dado a conocer en Beijing en el 2006, se señala que Cuba es el único país del mundo con un desarrollo sostenible.

A veces en medio de tanta ausencia de programas de sostenibilidad, surge un verde esperanza.

La canadiense Ann Duffy es experta en medio ambiente y una de las responsables de los Juegos Olímpicos de Invierno, a desarrollarse en Vancouver, en febrero del año que viene.

Se ha propuesto una misión. Llevar a la práctica una revolución olímpica sostenible.

Afirma que hay que asumir un esquema mental de ahorro y eficacia, aprovechar las oportunidades ambientales, sociales y económicas para hoy y mañana, con perspectiva local y global.

Explica que el agua para los servicios de la villa olímpica y de la pista de hielo, saldrá de la lluvia recogida a lo largo de este año en tejados especiales.
El diseño maximizará el uso de la luz solar, ahorrando electricidad.
Se capturará el calor de la refrigeración de las pistas para reforzar la calefacción.
El techo de la pista olímpica de patinaje se ha hecho con una madera de pino afectada por una plaga de escarabajos que la dejan teñida de azul. Estos pinos se tiraban. Se han usado en la villa 100 mil metros cuadrados de esa madera que dan una estructura muy atractiva con sus vetas azules.

Cuenta Duffy que la villa olímpica se ubicó en una zona donde había astilleros e industrias abandonadas. Estaba muy contaminado. El Ayuntamiento limpió la zona y actualmente se está construyendo un complejo que albergará a los deportistas.
Finalizados los juegos olímpicos, todas esas edificaciones se convertirán en viviendas sociales y de servicios: una escuela, un centro comunitario, parques.
En el futuro –asegura- ya no podrá haber Juegos que no sean sostenibles.
Todas las ciudades que construyan una villa tendrán que pensar en el impacto social, económico y ambiental; y como aprovechar esas construcciones para que se transformen en un legado para los habitantes de esa ciudad.

Visto así –explica Ann Duffy- es más fácil entender y aprobar un presupuesto extraordinario, un gasto elevado.

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