Hamlet Lima Quintana
Días atrás incorporé dos libros de Hamlet Lima Quintana que se suman a otras obras que tengo del poeta.
Ambos ejemplares forman parte de una antología compaginada por Dora Gianonni, la última compañera de Armando Tejada Gómez, a la postre amigo de Hamlet.
‘Si uno no protegiera las flores del vecino
Como un buen jardinero que da los buenos días,
Si no se condoliera con las malas palabras,
Esas que como el hambre desnutren la sonrisa,
Si no confiara en todo lo que crece a su lado
Estaría apostando por la mala baraja
Y andarían los sueños huyendo por la herida’.
(Contrapresagio)
Hurgando, los encontré en una librería de Neuquén.
‘A veces el silencio
Es la palabra justa.
La que otorga hermosura,
La flor del pensamiento.
Por eso la palabra
Debe ser pronunciada
Como una ceremonia
Porque fue generada
Por el mejor silencio.
La palabra no debe ser extensa
Si no está bien pronunciada.
Lo mismo que la vida
Si no está bien vivida’.
(La breve palabra)
Es difícil encontrar libros de este autor argentino, pese a que tiene casi treinta títulos editados.
Hace unos años recorrí toda la Feria del Libro de Buenos Aires buscando alguna obra de Hamlet, finalmente dí con dos volúmenes en el stand de Cuba. Las editoriales argentinas, en la amplísima oferta que propone la feria, no tenían nada.
‘La ballena abrió la boca y se tragó la luna
El pingüino abrió la luna y se tragó la boca.
Pingüinos por el cielo
Aroman con su vuelo
A petróleo pesado.
Por eso están llorando con pensamiento mágico,
Con la pasión profunda de los conocimientos.
No hay médico ni brujo que alivie el sufrimiento
Y el mar es una historia de un mundo roto y trágico’.
(Décimo vuelo)
Hamlet Lima Quintana fue un poeta social que puso al hombre en el centro de su preocupación.
‘Gloria a los que ganan la tierra para ellos,
A los que tienen un sello con su nombre,
A los que tienen las órdenes y contraórdenes,
Gloria a los que ganan la ganancia y la racionan,
Porque de ellos será el hambre de los otros’
(Teoría de la gloria)
A lo que hay que sumarle que fue un prolífico letrista de temas del folklore argentino. Nos dejó más de 400 canciones.
En los años 60’ fue, junto a Oscar Matus, Tito Francia, Mercedes Sosa, Isella, Guaraní, Tejada Gómez, uno de los impulsores del Nuevo Cancionero Popular, donde la palabra se volvió testimonio.
‘Era un mortero de punta de eje de carreta,
Es decir, viejo mortero criollo donde se habían triturado
Varias generaciones de maíces para el locro
O la mazamorra con leche, como el maíz pisado
Para el hambre de los pollos.
La mano del mortero, largo madero circular,
Desapareció un día misteriosamente.
Más tarde, el mortero siguió el mismo camino.
Sin embargo este domingo circular, perfecto,
Aferrado al alambrado de las púa largas,
Lo estoy viendo como antes, con su mano
Y su danza triturando el mal que nos rodea,
Despedazando causas del hambre de los pueblos’.
(La mano del mortero)
Fue un innovador de los temas de raíz folklórica.
El propio poeta comentaba que donde antes se decía ‘me voy del rancho, te digo adiós con la mano’ él escribió ‘monte de soledad, nos vamos bebiendo el día’.
Baste recordar la polvareda que levantaron ‘La amanecida’ o ‘Zamba para no morir’ entre los más ortodoxos, pero ampliamente aceptadas por la crítica y el público.
‘Y ya no puedo decir
Que el viento es pan de horizonte.
Voy tentando un aclarar
Sobre el vacío del sol’.
(La amanecida)
Fue, en realidad, Hamlet Romeo Lima.
Para conformar su nombre artístico, traspuso ‘tanto Shakespeare’ por el apellido materno.
Había nacido en Morón el 15 de septiembre de 1923.
Su padre escribía poemas y tocaba la guitarra.
‘Sentí que me costaba levantar los pies,
Creí que eran mis piernas cansadas
Pero de pronto comprendí que mis raíces
Me adherían al suelo’.
(Raíces del milagro)
Su madre, pianista, tenía sangre indígena, provenía de la tribu de los Coliqueo.
'Los movimientos culturales responden siempre a ciclos sociales. No son una flor en el desierto’.
Amaba la llanura bonaerense. Y la sublimó en poesía.
‘Ha cambiado el paisaje.
Sin agua el cañadón, sin flamencos rosados.
Quedan tres casuarinas, como interrogatorio
Por el cual me pregunto dónde han ido las otras.
Pero entre las ramas de las tres que quedan
Cantan los pájaros del atardecer,
Parecen pájaros, aunque yo sé, estoy seguro,
Que los que están en el canto
Son mis queridos fantasmas jubilosos
Que me saludan desde las otras casuarinas,
Aquellas que todavía se levantan
En el dulce secreto de la infancia’.
(Las otras casuarinas)
Como fue un hombre sensible, su palabra fue cálida.
‘Me gustan los pueblos chicos de gesto antiguo
Con gente que da la mano y saluda al sol.
Que sabe ganar la vida y ganar la muerte.
Allá me voy a vivir
Con gente que planta un árbol y enciende amor’.
(Los pueblos de gesto antiguo)
Algunos críticos lo han catalogado de juglar.
No estaría mal. Juglar era aquel que tocando algún instrumento o cantando o recitando contaba historias o leyendas. Se diferenciaba de los trovadores, porque el origen de los juglares era humilde y les resultaba más fácil comprender a los humildes. Con sus dichos molestaban a los gobiernos. Varias Cortes los prohibieron.
‘Sólo con ver lo que crece,
Sólo con ver lo que canta,
Vuelve el verdor a la planta,
Vuelve la luz que amanece’.
(Olvido de la rosa)
Le gustaba caminar por las calles de su pueblo y hablar, particularmente, con los jóvenes.
Contaba que su amigo, el titiritero Javier Villafañe, le recomendaba ‘no juntarse con los viejos, porque contagian’.
‘Dame tu mano que es mi propia mano,
Dame tu voz para que pueda hablarte,
Vuelve a mirarme para yo mirarte,
Tu enfermedad para volverte sano’.
(El amigo)
Para su formación eligió como maestros a Raúl González Tuñón, Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias, César Vallejos, al propio Javier Villafañe y a Armando Tejada Gómez, su compañero de ruta.
‘Nadie puede darnos un día feliz
Si no lo hacemos antes florecer
Adentro nuestro, así como los árboles
Tienen la primavera en sus raíces
Antes de reventar en el retoño’.
(Perdurar)
Trabó amistad con Antonio Berni y de allí su homenaje a Juanito Laguna.
‘Si Juanito Laguna llega a la nube
Es el viento que viene, lo ama y lo sube.
Si Juanito Laguna sube y se queda
Es, tal vez, porque puede, puede que pueda.
Es un ojo en el aire, es carta y sobre,
Barrilete Laguna, Juanito pobre’.
(Juanito Laguna remonta un barrilete)
Escribió un libro de canciones infantiles ‘Edad del asombro’ que musicalizó Carlos Guastavino.
‘¿Qué es esta claridad en mi ventana?
¿Qué es este juego que me está cantando
Y sin querer decir, me está nombrando?
Sobre este canto nuevo que me sube
Están los enanitos de la brisa
Y una ilusión que cuento porque es mía.
Detrás de la ventana viajo en nube
Y cuando más me voy, más viajo en risa
Porque estoy inventando un nuevo día’.
(El día de ‘Edad del Asombro’)
Enterado en 1997 que un grupo de antropólogos había descubierto en La Higuera, Bolivia, los restos del Che Guevara, escribió la cantata ‘El diario del regreso’.
La obra en la que un supuesto Guevara habla de su retorno a Cuba, fue musicalizada por Oscar Cardozo Ocampo y cantada por Jairo.
Se estrenó en Cuba en el Monumento donde descansan los restos del Che en Santa Clara.
Hamlet no logró nunca presentar ese trabajo en Argentina.
‘Pongan mis huesos en una barca,
La proa ardiendo en la victoria.
Sol en la cara, como he vivido,
La cara al frente, como he luchado’.
(El diario del regreso)
‘Zamba para no morir’ fue utilizada por los guerrilleros del Che en Bolivia.
Se cuenta que cuando alguno de ellos caía en combate, sus compañeros lo despedían con los acordes de la zamba de Hamlet que, por ello, terminó identificándosela como ‘Zamba del Che’.
‘Era el tiempo viejo la flor,
La madera frutal.
Luego el hacha se puso a golpear,
Verse caer, sólo rodar.
Pero el árbol reverdecerá,
Nuevo.
No me puede el olvido vencer,
Hoy como ayer, siempre llegar.
En el hijo se puede volver
Nuevo’.
(Zamba para no morir)
Nuestro poeta murió el 22 de febrero del 2002 a los 78 años.
En la historia de las letras argentinas su nombre se suma a las de Manuel J. Castilla, Armando Tejada Gómez, Jaime Dávalos y Gustavo Leguizamón.
‘Estamos como el árbol de muy pocas raíces
Que en cualquier momento cae de cara al suelo
Con el cielo en las ramas, los pájaros en vuelo.
Por eso hay que amparar a los que están creciendo,
A los que van llegando con la inocencia confundida,
Porque les han determinado un eterno horizonte
De pájaros del aire y no podrán mañana
Asentarse en el suelo ni regresar al nido.
Habrá que hundir un brazo entre la tierra
Y atrapar las memorias de todos los abuelos
Para que tengan alimento con claro fundamento
Los hijos de los hijos, los que están en el viento’.
(Sin raíces)
No por conocido puedo dejar de incluir uno de los poemas más populares de Hamlet.
‘Hay gente que con sólo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con sólo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recoger toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
Que con sólo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con sólo abrir la boca
Llega hasta todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina,
Hay gente que es así, tan necesaria’.
(Gente)
***
Nota: los poemas son, en su mayoría, fragmentos y no necesariamente siguen el orden de los versos.
‘Breve historia de otro mundo’-Hamlet Lima Quintana-Torres Agüero Editor-Buenos Aires 1992.
'Las otras casuarinas’-Hamlet Lima Quintana-Ediciones del Valle-Buenos Aires 2000.
‘Poesía necesaria’-Hamlet Lima Quintana-Editora Patria Grande-Buenos Aires 2008.
‘Poesía de la tierra’-Hamlet Lima Quintana-Editora Patria Grande-Buenos Aires 2008.
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