La tierra vista desde el cielo

No recuerdo bien como llegué a conocer la existencia de Yann Arthus-Bertrand.
Si no me lo ‘sugirió’ Saramago, fue Milan Kundera.
Me inclino más por el checo, que además de escritor es fotógrafo y pintor.
El francés Arthus-Bertrand es fotógrafo, nacido el 13 de marzo de 1946.
Un apasionado de la naturaleza.
En Kenia, a bordo de un globo, descubrió la belleza del planeta visto desde arriba.
En 1991, fundó ‘Altitude’ un banco de imágenes aéreas, que reúne trabajos de fotógrafos de todo el mundo. Único en su género.
Ha publicado alrededor de 70 libros, pero sin lugar a dudas su obra más famosa es ésta, que el año pasado, incorporé a mi humilde patrimonio: ‘La terre vue du ciel’ (La tierra vista desde el cielo).
Editado precisamente por Altitude.
Libro que reúne unas ciento cincuenta fotografías de los cinco continentes, aunque el autor ha revelado que efectuó 500.000 tomas para producirlo.
Cada página, de 22 x 30 cms, contiene una sola imagen.
Cada fotografía es arte, entendida esta última como bella materia en permanente redefinición.
Ver el planeta desde el aire lo puede hacer cualquiera que se suba a un avión, un helicóptero, un globo; pero las formas, los colores, el juego de luz y sombras, la perspectiva distinta, los movimientos de las líneas, las bellezas creadas por la naturaleza o por el hombre, algunas tomas que parecen una pintura abstracta, sólo lo puede captar un gran artista como Arthus-Bertrand.
Para disfrutar de sus obras pueden ingresar a ‘www.yannarthusbertrand.org’.
En el libro aparecen fotografías efectuadas por el francés desde el cielo argentino: ‘Hayas en los montes Traful’ (Neuquén), ‘Río Leona’ (Santa Cruz), ‘Glaciar Perito Moreno’ (Santa Cruz), ‘Cultivo de té’ (Corrientes), ‘Ballena en la Península de Valdés’ (Chubut), ‘Vacas vadeando el río Chimehuín’ (Neuquén), ‘Cultivos en las orillas del río Uruguay’ (Misiones).
El alma sensible de este hombre hace que no sólo vea lo bello.
Desde la poco común perspectiva aérea Arthus-Bertrand ve y nos muestra el ‘estado en cuestión’ del planeta a comienzo de este siglo XXI.
Paisaje que ‘la aceleración descontrolada de nuestra historia demográfica e industrial ha transformado radicalmente’.
Las fotografías muestran las transformaciones hecha por el hombre y también sus agresiones al entorno.
Desde esa altura el artista nos dice ‘los niveles actuales de consumo, producción y explotación de recursos no son viables a largo plazo’.
Nos ilustra que hay aplicar políticas de desarrollo duradero que permitan ‘responder a las necesidades del presente sin perjudicar la capacidad de las generaciones futuras de responder a las suyas’.
‘Este compromiso efectivo con la vía del desarrollo duradero sólo depende de la voluntad de los gobiernos y los poderosos del mundo’.
Luego reflexiona que ‘cada persona tiene el deber de movilizarse en masa para influir en los que tienen el poder de decisión’.
En sus primeras páginas nos informa que desde 1950 la población mundial se duplicado.
En el mismo período el volumen de pesca se ha multiplicado por cinco, al igual que la carne.
La demanda de energía se quintuplicó.
El consumo de petróleo se acrecentó por siete.
El dióxido de carbono (el gas que más contribuye al recalentamiento global) creció por cuatro.
A lo largo del siglo el consumo de agua se sextuplicó.
Sin embargo el 20% de la población carece agua.
El 40% no posee instalaciones sanitarias ni electricidad.
83 millones de personas están subalimentadas.
La mitad de la humanidad vive con menos de 2 dólares por día.
El informe amplía que cuatro quintas partes viven en países en vías de desarrollo, por tanto una quinta parte vive en países industrializados de consumo excesivo y producción contaminante.
Concluye el artista que ‘esta situación no es producto de una fatalidad ni es inevitable. Los cambios son necesarios y sobre todo, posibles’.
‘Ello implica evolucionar hacia nuevos modos de producción y cambio de los hábitos de consumo’.
En el final del libro dedicó una página a ‘Cifras para la tierra’.
‘Se prevé que la población del mundo en 2050 será de 8 a 9 mil millones de personas’.
‘El mundo actual consume en 6 semanas el petróleo que en 1950 se consumía en un año’.
‘Los países desarrollados (el 20% de la población mundial) consume el 53% de la energía del planeta, el 44% del total del consumo mundial de carne y poseen el 80% de los vehículos que circulan en el mundo’.
Un apartado informa sobre el consumo mundial de agua.
En EEUU una persona consume 590 litros por día.
En Francia 290.
En Malí, 12 litros, por persona en un día.
Para el 2002, estaban amenazados de extinción, el 24% de los mamíferos, el 12% de las aves y el 30% de los peces.
Da cuenta que desde hace 150 años la industria libera dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, millones de veces más de prisa de lo que ha tardado en almacenarse bajo tierra.
‘Para limitar las consecuencias catastróficas de los cambios climáticos, habría que reducir la emisiones globales de CO2 en un 50%, lo que significa una reducción del 80% en los países ricos’.
Finaliza diciendo que ha llegado el momento de actuar.
‘Los márgenes de maniobra nunca serán los mismos si nos damos una semana que veinte años para ponerlos en práctica’.
A partir de este libro Arthus-Bertrand, y sobre la base de 500 horas de rodaje, estrenó ‘Home’, un documental que con imágenes desde el aire, nos da cuenta de la belleza de la tierra y el inquietante estado actual del planeta.
Me he tomado el trabajo de transcribir (bajar a texto) el guión del film.
Parte de esos datos les dejaré en la próxima.
‘La tierra vista desde el cielo’-Yann Arthus-Bertrand-Altitude-Anyway-París (Francia) 2003.

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