Alfonsina Storni

Alfonsina significa dispuesta a todo.
Así vivió y terminó su existencia.
Como era poeta, el minuto más alto de su vida, lo dijo a través de una poesía.
Le envió al diario ‘La Nación’ el poema ‘Voy a dormir’ poco antes de su determinación de entrarse al agua del mar frente a la costa de Mar del Plata el 25 de Octubre de 1938. Tenía 46 años.
‘Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera,
una constelación, la que te guste,
todas son buenas, bájala un poquito.

Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido’

(Fragmento de ‘Voy a dormir’ de la sección ‘Poesías Inéditas’
de ‘Obras Completas’. Sociedad Editora Latinoamericana. Bs Aires - 1976)

Su padre era un suizo que había fundado una empresa cervecera en la provincia de San Juan. Se cuenta que por todo Cuyo andaban las botellas de ‘Cerveza Los Alpes de Storni y Cía’.
Para 1891 la familia había retornado a Suiza.
Allí nació Alfonsina el 29 de mayo de 1892.
Como poeta, ensayista o periodista siempre contó la experiencia de la mujer.
Tuvo una postura feminista.
Una experiencia que para ella se inició a la temprana edad de 10 años cuando comenzó lavando platos y atendiendo las mesas de un café.
Luego se empleó como obrera en una fábrica.
A los 13 se convirtió en actriz sumándose a una compañía teatral con la que recorrió varias provincias de país.
Fue madre soltera a los 20 años, que la puso en situación de mujer enfrentada a la sociedad de aquella época.
‘Yo tengo un hijo fruto del amor,
de amor sin ley.
No pude ser como
las otras, castas de buey,
con yugo al cuello,
líbresele de mi cabeza,
yo quiero con mis manos
apartar la maleza’

(Fragmento poema ‘La loba’ del libro ‘La inquietud del rosal’ - 1916)


Comienza a publicar siempre con no pocos esfuerzos.
Hizo amistad con. Juana de Ibarbourou, José Ingeniero, Amado Nervo, Horacio Quiroga.
Gabriela Mistral la conoció cuando Alfonsina andaba en los 34 años. La chilena escribió en ‘El Mercurio’ de Santiago ‘su rostro parece de veinticinco’. Le impresionó el cúmulo de información que Alfonsina manejaba, propio de una mujer ‘que ha pasado tocándolo todo e incorporándoselo’.
Cuando es nombrada miembro de un jurado alegó que por fin ‘la civilización borra la diferencias de sexos’.
‘A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.

Y todo eso mordiente, vencido, mutilado,
todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo’

(Fragmento de ‘Bien pudiera ser’ del libro ‘Irremediablemente’ - 1920)


Para el final les dejo un poema donde se nos revela una Alfonsina social (sobre un análisis aparecido en el portal ‘www-scielo-chile’)
Desde el título el poema nos pone en situación con la música del tango.
Alfonsina, cual una pintora nos traslada imágenes plásticas recreando el mundo pobre del puerto de Buenos Aires luego del derrumbe económico de los años treinta.
La protagonista va descubriendo y describiendo los rincones de una ciudad que la deslumbra pero que a su vez la entristece.
La narradora humaniza la ciudad y le confiesa lo que ha descubierto esa tarde, en su errar andante: lo deslumbrante de Buenos Aires y sus miserias del sur.
El análisis trae a colación las pinturas de Quinquela Martín, quien se detuvo muchas veces frente al riachuelo.
El estudio marca diferencias.
Mientras el pintor de la Boca plasmaba en sus telas enormes barcos como maquinarias de trabajo, Alfonsina descubre en su tránsito ‘barcazas rotas’, ‘haraposas luces’.
A diferencia de los coloridos óleos, el texto de la poesía tiene tonalidades que se enfrentan, ‘uvas amarillas’, ‘negro Puente Alsina’.
El río se desplaza como un líquido mortífero: ‘venenosas aguas’, ‘hilos de sangre’, ‘hacinada cueva’.
Las chimeneas de las fábricas no expelen el humo del trabajo, sino el aliento de unos galpones muertos.
En esa zona marginal, una voz de mujer se hace pública y política.
Si Alfonsina fue íntima y sentimental en el principio de su creación, fue más objetiva y experimental al final de su vida y de su obra.

‘Danzón porteño’

‘Una tarde, borracha de tus uvas
amarillas de muerte, Buenos Aires,
que alzas en sol de otoño en las laderas
enfriadas del oeste; en los tramontos,

vi plegarse tu negro Puente Alsina
como un gran bandoneón y a sus compases
danzar tu tango entre haraposas luces
a las barcazas rotas del Riachuelo:

sus venenosas aguas, viboreando
hilos de sangre, y la hacinada cueva,
y los bloques de fábricas mohosas,

echando alientos, por las chimeneas
de pechos devorados, machacaban
contorsionados su obsedido llanto’.

(de 'Mascarilla y Trébol' - 1938)

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Música
Marikena Monti grabó un CD con poemas de Alfonsina que fueron musicalizados.


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