Lewis Carroll

Se cuenta que cuando la reina Victoria leyó ‘Alicia en el país de las maravillas’ quedó tan ‘maravillada’ que pidió otros libros del autor.
Sus eficientes asistentes le llenaron la mesa de luz con otras obras de Dodgson, pero con mucho menos aventuras.
La anciana reina se encontró con tratados de lógica y matemática.

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Charles Lutwigde Dodgson, el verdadero nombre de Lewis Carroll, publicó la obra que lo hizo popular cuando tenía 33 años. No tenía hasta entonces otra obra literaria escrita. Sólo había editado libros de geometría o colecciones con acertijos lógicos, del tipo que la reina encontró en su mesita de luz.

Dodgson, nacido el 27 de enero de 1832 en Daresbury, Cheshire, fue sacerdote anglicano, escritor británico, fotógrafo, lógico y matemático.

Eran 11 hermanos. Todos zurdos, todos tartamudos.
Aunque lo más llamativo para la época, es que siendo tan numerosa familia, sobrevivieron todos y murieron adultos.

Un trauma infantil que enfrentó nuestro escritor, es que lo obligaban a contrarrestar su innata propensión a ser zurdo.

A los 24 años descubrió que la fotografía podía ser vehículo para manifestar su costado artístico.
No fue reconocido en vida, pero estudiada su obra fotográfica, hoy se lo considera uno de los grandes referentes victorianos.
Su interpretación de la belleza, sus sueños de libertad, su mirada inocente hizo que expusiera el cuerpo humano sin ningún sentimiento de culpa.
Rechazaba en principio el pecado original.
Tuvo no pocos problemas con la estricta moral victoriana.
Rosa Montero en su libro 'Historias de Pasiones' no cree tanto en la inocencia de Dodgson en su relación con la pequeña Alicia.

‘No creo haber escrito todavía nada digno, expresó en 1855, pero no desespero de hacerlo algún día’.

Fue profesor de matemáticas durante 26 años en el Christ Church (Universidad de Oxford).
En 1856 se instala en el antiguo colegio, un nuevo dean Henry Liddell y con él su joven esposa y sus hijas Lorina, Alice y Edith.
Dodgson entró en amistad con la nueva familia y era común que realizaran paseos en barca por el Támesis. Según su propio diario, el 4 de julio de 1862 las tres niñas Liddell le pidieron que les contara un cuento ‘que no tuviera ni pies ni cabeza’.
A Alice le encantó y le pidió que se lo escribiera.
Dodgson compuso un manuscrito y se lo regaló a Alice en la próxima navidad. Lo título ‘Alice’s Advenures Underground (Las Aventuras subterráneas de Alicia).
El escrito despertó gran entusiasmo.
Dodgson lo revisó y lo transformó en un libro.
Barajó un par de títulos ‘Alicia entre las hadas’, ‘La hora dorada de Alicia’ y finalmente lo entregó a la imprenta, en 1865, con el nombre de ‘Alice’s Adventures in Wonderland’ (‘Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas’) y lo firmó Lewis Carroll, que es la latinización de su nombre y el apellido de la madre.
El libro no sólo entusiasmó a los niños sino a lectores adultos, y lo sigue haciendo.
Tal vez porque más allá de lo quimérico de la historia, en su narración hay lógica, viajes a antiguas culturas, una crítica a la sociedad victoriana, es ecológico cuando defiende el mundo natural frente a la intolerancia humana.
El éxito del libro trajo otro volumen: ‘Alicia a través del espejo’

Como ocurre muchas veces cuando el hombre actúa, Dodgson no tartamudeaba cuando se transformaba en Lewis Carroll para contarles historias a los niños.

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