Inca Garcilaso de la Vega

‘A los hijos de español y de india, o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir somos mezclados de ambas naciones. Fue impuesto por los primeros españoles.
Aunque en Indias si a uno de ellos le dicen mestizo, lo toman por menosprecio, yo me lo llamo a boca llena y me honro con él’
(“Los Comentarios Reales”)

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Su verdadero nombre era Gómez Suarez de Figueroa.
Nació en Cuzco, por entonces Virreinato del Perú, el 12 de abril de 1539.
Escritor e historiador latinoamericano.
Fue el gran cronista de la historia antigua del Perú, que para nuestra condición de argentinos, es bucear también en buena parte de nuestra propia historia.

Si la mayor parte de la seria literatura americana está buscando identidad, el Inca Garcilaso de la Vega fue el primer mestizo que buscó incansablemente, a lo largo de la vida, su identidad.

Había nacido poco después de la muerte del último soberano Inca, Atahualpa.

Su padre fue el capitán extremeño Sebastián Garcilaso de la Vega Vargas, un conquistador oriundo de Castilla.
Su madre era Palla Chimpu Ocllo, princesa inca rebautizada Isabel. Era nieta del Inca Tupac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Capac, emperador del Tahuantisuyo, el reino de los cuatro rumbos, que abarcaba el imperio incaico.

La condición de mestizo se lo daban los códigos españoles, ya que en el mundo andino no regían valores vinculados al matrimonio sustentando la legitimidad de los hijos.
Decir mestizo significaba ilegítimo, bastardo, hijos de la conquista, de la ocasión o del pecado.
Se usó peyorativamente.
En la realidad, ser mestizo era ser hombre de vida destruida.
Garcilaso tuvo la suerte de provenir de linaje y le fue permitido estudiar en el Colegio de Indios Nobles de Cuzco.
En la escuela toma contacto con los hijos y familias de la nobleza inca.
Tuvo ocasión de escuchar relatos de Incas y Pallas ‘y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas’ va a escribir en los ‘Comentarios Reales’.

‘Me pareció que la mejor traza y el camino más fácil y llano era contar lo que en mis niñeces oí muchas veces a mi madre y tíos y otros sus mayores acerca de este origen y principio, y será mejor que se sepa por las propias palabras que los Incas lo cuentan que no por las de otros autores extraños’
(“Los Comentarios Reales”)

Por presión de la corona española obligan a su padre a separarse de la princesa Inca.
Con las guerras civiles peruanas tanto nuestro escritor como su padre padecieron persecuciones.
Tenían 21 años cuando fallece su padre, quien teniendo tanto aprecio por su hijo, le legó dinero suficiente para que su hijo viaje a España y complete sus estudios.

Luego de un accidentando viaje se instala en Montilla, en 1561, en casa de un tío paterno, capitán español, veterano de guerras italianas.
Todavía usaba el nombre de Gómez Suarez de Figueroa. Y hablaba en quechua.
Quiso volver al Perú.
Fracasado su intento, se radica definitivamente en España, donde termina dominando, también, aquella lengua.
En 1563 adoptó el nombre de Inca Garcilaso de la Vega.
Luego de treinta años de vivir en Motilla, muchos de ellos con estrechez económica, se radica en Córdoba.

Es allí en plena madurez cuando comienza la publicación de su obra mayor, que había sido trabajada durante los largos años montillanos, con ayuda de la biblioteca del tío y por sobre todo de hurgar en las reminiscencias infanto-juveniles de sus evocaciones cusqueñas.
Con los relatos de sus pariente indígenas que escuchó de mozo, sus propias experiencia vividas en el Perú y con los testimonios de hombres que participaron de la Conquista, compone su inmortal ‘Los Comentario Reales’, que dividió en dos partes:

- La primera, que se publicó en 1609, refiere a los Incas y su civilización.
El título, por demás aclaratorio como se hacía en esa época, dice:
‘Primera parte de los Comentarios Reales que tratan del origen de los Incas, reyes que fueron del Perú, de su idolatría, leyes y gobierno en paz y en guerra, de sus vidas y conquistas, y de todo lo que fue de aquel imperio y su república antes que los españoles pasaran a él, escrito por el Inca Garcilaso de la Vega.’

- La segunda parte apareció en 1617. La muerte lo sorprendió escribiendo este pasaje que él tituló
‘Historia general del Perú, trata el descubrimiento del, y como lo ganaron los españoles, las guerras civiles entre Pizarros y Almagros, sobre la partija de la tierra, castigo y levantamiento de tiranos y otros sucesos particulares’

En 1612 compró la Capilla de las Ánimas para que fuera allí enterrado.
Falleció en Córdoba, España, entre el 22 y 24 de abril de 1616.
Sus restos descansan en aquella Capilla.

Años después, en 1782, se produce en el Perú, el alzamiento de Túpac Amaru.
El rey Carlos III, mediante Real Cédula, ordena retirar todos los ejemplares de ‘Los Comentarios’, quedando prohibido el libro en América y registrado en el índice expurgatorio.

Sin embargo, la obra que resultaba ‘sediciosa’ para el régimen colonial, recibía todas las simpatías de los gobiernos independientes de América.
Se cuenta que el general San Martín, proyectó editar el libro en Londres para traerlo a Buenos Aires. Las guerras internas lo impidieron.
‘Los Comentarios’, obra maestra del Inca Garcilaso de la Vega, punto de partida de la literatura latinoamericana, trabajo que salvaguardó la memoria de las creencias y crónicas de la cultura andina, no se imprimió en América hasta 1918.

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Otras obras del Inca Garcilaso de la Vega.

En 1586, tradujo del italiano ‘Lo tres diálogos del Amor’ del platónico León Hebreo.
Además del quechua, español e italiano, el Inca, leía en latín.
En 1605 se publica en Lisboa ‘Relación de la descendencia de Garci-Pérez de Vargas’ de cuya familia descendía su padre. Son datos autobiográficos.
Ese mismo año aparece, también Lisboa, su ‘Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto’, hoy conocida como ‘La Florida del Inca’.

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Atahualpa Yupanqui, cuyo verdadero nombre era Héctor Roberto Chavero, en los años de su mocedad tuvo como libro de cabecera a ‘Los Comentarios Reales’.
‘Era nuestra biblia folklórica’ decía.
Del libro del Inca Garcilaso de la Vega, donde tomó conocimiento de la historia de Doce Incas del Tihuantisuyu, sacó su nombre artístico.
Atahualpa y Yupanqui fueron los dos últimos grandes caciques del imperio Inca, antes de la llegada de los conquistadores.
Atahualpa fue emperador en 1471, y el segundo en 1532.
El Inca Atahualpa fue el que enfrentó a los primeros conquistadores. Se negó a renunciar a sus dioses y Pizarro lo tomó prisionero. A cambio de su vida, prometió entregar una habitación llena de oro y dos llenas de plata, hasta donde alcanzara su brazo levantado. Para ello fueron fundidas veinticuatro toneladas de obras de arte y entregadas a los soldados coloniales.
Pero la barbarie conquistadora igual terminó con la vida del Inca.



‘adonde.com.’ Perú.
‘Los Comentarios Reales’-Inca Garcilaso de la Vega. Editorial estrada-B. Aires 1939.
‘Atahualpa Yupanqui. Cantar y Andar’-Editorial Aguilar-B. Aires 2006.

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