Horacio Quiroga

‘Si se debiera juzgar el valor de los sentimientos por su intensidad, ninguno como el miedo’

Nació en Salto, Uruguay, el 31 de diciembre de 1878.
Poco tiempo después de ese fin de año, su suicida su padre.
Tenía 15 años cuando tuvo otro suicidio cercano: el de su padrastro.
Luego de haber terminado el secundario en Montevideo, vivió unos pocos meses en París.
En 1902 estaba manipulando un arma y accidentalmente mata un amigo, escritor como él, Federico Ferrando.
Afectado por el hecho se viene a Buenos Aires. Trabaja como profesor de castellano en el Colegio Británico.
Viaja a Misiones con Leopoldo Lugones, integrando una expedición arqueológica buscando nuevos rastro de la huella jesuítica en el Alto Paraná.
Se enamora de Misiones. Nace su utopía selvática.
Con ‘vehemencia de pionero’ y ‘fiebre artesanal’, levanta con sus manos su propia casa, practica alfarería, se aficiona a la caza y a la pesca. Persigue animales no domésticos. En el patio tenía de mascota una anaconda. Hace excursiones de riesgo por el río.
Vivió de espalda a la ciudad, idealizando la naturaleza.
En aquella provincia es nombrado Juez de paz y encargado del Registro Civil.
Se casó con Ana María Cirés, quien se suicidó en 1915.
Se vuelve a Buenos Aires.
Publica ‘Cuentos de amor, de locura y de muerte’ en 1917; y en 1919 un libro escrito para sus hijos: ‘Cuentos de la selva’.
En 1927 se casa con María Elena Bravo. En el 32 se van a Misiones. Cuatro años después su mujer lo abandona y regresa a la Capital.
Se quedó sólo en la selva y enfermó.
Se vino a Buenos Aires, en busca de salud.
Es internado en el Hospital de Clínicas.
‘No veo la hora de volver a San Ignacio’ le escribe a su casero Isidoro Escalera.
Se entera de la gravedad de su cáncer gástrico.
Un atardecer pidió permiso para salir a dar un paseo. Él sabía que era el último.
Estando afuera bebió cianuro, que terminó con su vida en la madrugada del 19 de febrero de 1937.

*** *** ***

La muerte siempre estuvo cerca de él.
No supo del suicidio de Leopoldo Lugones, ocurrido un año después, el 18 de febrero de 1938; ni el de Alfonsina Storni, su gran amor, que entró a las aguas de Mar del Plata el 25 de octubre de 1938; ni de sus hijos Egle y Darío.

Emir Rodríguez Monegal dijo que la muerte y la selva son dos constantes en la vida de Quiroga.
La primera parece su sino trágico; la segunda, una opción de su voluntad.

En la selva fue feliz, pero allí fue abandonado por su mujer y enfermo gravemente.
El desengaño parece matar siempre las utopías, dice María Inés González.
Pero en ambos casos quedaron las palabras.

Para Quiroga la selva representó un espacio de creación literaria como de superación personal.
Fauna, flora, experiencias y habitantes de la selva los utilizó como material de sus narraciones.
Hasta Quiroga ‘nuestro paisaje era la pampa o la ciudad’ dice Abelardo Castillo.
‘El tema de Quiroga no es la selva, es el hombre existencial arrojado en un mundo salvaje, donde los antagonistas metafísicos son la muerte, la locura, el miedo’.

Da vuelta la idea de ‘bárbaro’ o ‘salvaje’ del mundo natural.
En ‘Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre’ el sacrificio y muerte de los seres de la selva a favor de los hombres dejan como mensaje que los animales son tanto o más nobles y valiosos que los seres civilizados.
Postula que en la naturaleza hay una hermandad que es esencial entre las criaturas, que los hombres distorsionan al dividir la sociedad en clases.

Beatriz Sarlo reconoce dos hitos en la historia del cuento argentino en el siglo XX: Quiroga y Borges. En el recorrido de las tres décadas, entre uno y otro, se va construyendo un perfil literario.
Tuvo muy en claro como se elabora un cuento y lo dejó escrito en el ‘Decálogo del perfecto cuentista’.
Se inició en el Modernismo, para situarse luego en el Realismo o Criollismo pero ‘sin ripio’.
El ambiente de sus cuentos se ubica, en su mayoría, en el mundo de la selva o los pueblos inmersos en ella.
Sus personajes son peones de campos, extranjeros desterrados, aventureros, pueden ser niños o adultos.
Muchos de sus cuentos tienen el protagonismo de animales –humanizados- que piensan, actúan, enfrentan las desgracias.
Es un reproductor bestial de la realidad.
Con ‘Los desterrados’ Quiroga refunda la tradición europea y el relato a lo Poe con temas regionales argentinos.
Edgar Allan Poe causa en nuestro escritor una profunda admiración por su tendencia a lo misterioso y terrorífico asociado a un claro patetismo.
‘Toda mi cabeza está llena de Poe’.
Aseguran influencias de Maupassant, Kipling y Chejov.
Quiroga se acerca también a Dostoievsky y recomienda fervorosamente su lectura.

La literatura de Quiroga parece no poder despegarse de su propia vida.
‘En ‘Para una noche de insomnio’ reaviva el dolor ante el suicidio de su padrastro.
‘El haschich’ despliega la experiencia del autor luego de consumir drogas.
La separación o mejor el abandono de María Elena Bravo -30 años menor que él- dio lugar a la novela ‘Pasado amor’.

Rosana Gutiérrez en un trabajo titulado ‘El perfecto cuentista’ asevera que el cuento ‘El hijo’ es uno de los más bellos y perfectos que se hayan escrito en lengua española. Aquí Quiroga trascendió el dolor y la tragedia, comenta, utilizando el amor paternal y la ternura, dándole el justo corte dramático y desgarrador.

En ‘El almohadón de plumas’ comienza relatando ‘Su luna de miel fue un largo escalofrío’. Hay un pacto implícito entre autor y lector que preanuncia que se viene una historia turbulenta.


Sus Obras

1901 Los arrecifes de coral
1904 El crimen del otro
1905 Los perseguidos
1908 Historia de un amor turbio
1917 Cuentos de amor, de locura y de muerte
1918 Cuentos de la selva
1920 El salvaje
1920 Las sacrificadas
1921 Anaconda
1924 El desierto
1925 La gallina degollada y otros cuentos
1926 Los desterrados
1929 Pasado amor
1935 Más allá





‘El cuento argentino’-Centro Editor de América Latina-B. Aires 1979.
‘Cuentos de amor, de locura y de muerte’- H. Quiroga-Editorial Losada-B. Aires 1976.
‘Historia de la literatura argentina’-Colegio Nacional UBA- B. Aires
‘Grandes escritores latinoamericanos’- Colegio Nacional UBA- B. Aires
‘Horacio Quiroga, el perfecto cuentista’-Rosana Gutiérrez.
Revista ‘Letraviva’ Instituto de Enseñanza Superior de Sierra Guadarrama (España).
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