Rosario Vera Peñaloza

No me excusa.
Pero en mi época no existían, por lo menos en mi pueblo, los jardines de infantes.
Mi etapa de estudiante comenzó directamente con la Primaria.
Así que la existencia de Rosario Vera Peñaloza me llegó muy tardíamente, cuando Félix Luna y Ariel Ramirez, hicieron aquel homenaje en obra musical denominada ‘Mujeres Argentinas’.

‘Con manos sucias de tiza
siembra semillas de letras
y crecen abecedarios
pacientemente maestra’

Los autores cumplieron su misión, además de la artística: instruyeron.
Lo mío, una vergüenza.
Desde ese día leo todo lo que me caiga de Rosarito Vera.
Secreta forma de compensar la falta.

Se educó en su provincia y en San Juan.
Sus primeras letras se las enseñó una tía materna, con quien convivía, ya que sus padres fallecieron siendo ella muy pequeña.
No tenía 20 años cuando recibió el título de Profesora Superior de Enseñanza, en Paraná.
Estudió, además, trabajo manual, dibujo, pintura, modelado, tejido de telares, grabado, corte y confección, ejercicios físicos y artes decorativas.

‘Milagro de alfarería
Sonrisa de la mañana’

Ese amor por el aprendizaje luego lo volcó a la enseñanza.
Fundó, en 1900, un jardín de infantes, anexo a la Escuela Normal de La Rioja.
Fue el primero del país.
Luego creó Jardines en Buenos Aires, Córdoba y Paraná,

‘Yo se los sueños que sueñas
Rosarito Vera, tu vocación,
pide una ronda de blancos delantales
frente al misterio del pizarrón’

Ella, junto a sus maestras colaboradoras, elaboró los programas de la educación preescolar, haciendo hincapié en el uso de las manos como herramientas creadoras.
Rosario dio mucha importancia a la utilización de la mano como activadora de la función cerebral y como instrumento a través del cual el niño se expresa en forma creadora.

El 11 de septiembre de 1945, con motivo de cumplir cincuenta años en el ejercicio de la docencia, sus colegas, alumnos, ex-alumnos y amigos le regalaron un título honorífico: ‘Maestra de la Patria’.

‘Tu oficio, que lindo oficio,
Magia del pueblo en las aulas’

Dejó escrito seis libros: “El hombre que rehusó el Olimpo”; “Los hijos del sol”; “Historia de la Tierra”; “Un viaje accidentado”; “Cuentos y Poemas” y “Pensamientos breves sobre juegos educativos”.
Martha Salotti, una alumna suya, editó tras la muerte de Rosario doce trabajos científicos de la docente.
El Instituto Sanmartiniano le otorgó el Primer Premio “Credo Patriótico” y una condecoración por su trabajo “Vida del General San Martín”, adaptada para los niños.

Tenía 77 años cuando falleció el 28 de mayo de 1950.
Esa fecha se instauró como el ‘Día de las Maestras Jardineras’ y el ‘Día de los Jardines de Infantes’.

Había nacido en Atiles, La Rioja, el 25 de Diciembre de 1873.

‘Bienhaiga, niña Rosario
todos los hijos que tiene’

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‘educared.org.ar’
‘nuevalejandría.com’

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