Joaquín V. González
Este riojano lo hizo. Y bien.
Ha sido uno de los hombres reconocidos de la Argentina.
Fue miembro de la Real Academia de Lenguas de Madrid, miembro de la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya, de la Real Academia de Ciencias Políticas de Madrid, miembro de la American Social Science de Filadelfia, profesor honorario de la Facultad de derecho y Ciencias Sociales de Río de Janeiro, Miembro honorario de la Facultad de Leyes de Santiago de Chile, miembro de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona, miembro de la Central Mejicana de Jurisprudencia, profesor Honoris Causa de la Universidad de Oviedo, presidente honorario del Español Instituto Criminológico de Madrid, por citar sólo reconocimiento de otros países.
Político, historiador, educador, filósofo y literato, se doctoró en Jurisprudencia, con 23 años, en la Universidad de Córdoba.
Ese mismo año fue elegido diputado nacional por La Rioja. Cargo que ocupó varios períodos.
Redactó el proyecto de la Constitución de su provincia.
Fue Gobernador de La Rioja.
Unos años después accedió al Consejo Nacional de Educación y fue académico en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
En calidad de Ministro del Interior, en 1902, creó el proyecto de reforma electoral –luego ley- por la descentralización comicial, por la cual es electo Alfredo Palacios, primer diputado socialista en acceder a una banca en América.
Elaboró el proyecto del código obrero o del trabajo, que nunca se sancionó.
Como Ministro de Educación en 1904 creó el Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires, que hoy lleva su nombre.
En 1905 crea la Universidad Nacional de la Plata.
El presidente Figueroa Alcorta lo designa Presidente de la Universidad (el título de rector, es posterior).
Se entusiasmó tanto con la Universidad de la Plata que renunció a su cargo de ministro, y para prestigiarla nombró profesores a los hombres más eminentes de la época. Se cuenta que donó su rica biblioteca personal.
Al abandonar su cargo en 1918, el riojano fue apoteóticamente despedido en el Teatro Argentino de La Plata.
Posteriormente fue elegido senador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1923.
‘La tradición nacional’ (1888) fue el libro que le permitió la incorporación a la gran literatura argentina.
En 1891 renuncia a su cargo de gobernador de La Rioja, para dedicarse a su otra gran pasión que es la literatura.
Adquirió su casa de Rivadavia 952 de la capital provincial –hoy Archivo Histórico Provincial- y es allí donde escribe su obra literaria más importante ‘Mis montañas’
Dejó 34 libros y se han editado 12 nuevos títulos después de su muerte.
Fue admirador del pensamiento y la poesía oriental.
Tradujo, en 1915, la Rubáiyat de Omar Khayyám, haciendo conocer a sus compatriotas la gran poesía persa.
Luego de su paso por La Plata se conoce la versión de ‘Los 100 Poemas del Kabir’ de Rabindranath Tagore, que tradujo del inglés.
A pesar de sus múltiples facetas, nunca abandonó la literatura.
‘No me avergüenzo de mi culto por la poesía y la belleza’ manifestó. ‘Si me he identificado con las leyes es por haber llegado a ellas gracias a la contemplación de la belleza inmanente en todo concepto de justicia’.
En aquel libro ‘La tradición nacional` escribe ‘la poesía es la armonía de la historia y las tradiciones populares son las flores silvestres con que los pueblos adornan a esa reina de las artes. Un pueblo sin poesía en un cuerpo sin alma’.
Para confirmar lo que decíamos más arriba, en el primer capítulo de ‘Mis montañas’ don Joaquin V. González nos explica que ‘buscando reposo, después de rudas fatigas, de esas que rinden el cuerpo y envenenan el alma, quise visitar las montañas de mi tierra natal’.
En el capítulo VI ‘El huaco’ habla de su gente, nos refiere que ‘los indios de la comarca cuentan su historia por la edades del árbol más viejo’ del lugar, y dice que son ‘geógrafos’ de su propia tierra, ‘tienen el mapa local en la retina’.
En el comienzo con mucha humildad revela que escribe ‘para rendir tributo al pueblo que he nacido, pidiendo a la literatura de la patria un rincón humilde para esta páginas’.
Joaquín V. González había nacido en Nonagosta, departamento de Chilecito, La Rioja, el 6 de marzo de 1863.
Falleció, con 60 años, en Buenos Aires el 21 de diciembre de 1923.
Tres años después sus restos fueron trasladados a Chilecito.
Ha sido uno de los hombres reconocidos de la Argentina.
Fue miembro de la Real Academia de Lenguas de Madrid, miembro de la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya, de la Real Academia de Ciencias Políticas de Madrid, miembro de la American Social Science de Filadelfia, profesor honorario de la Facultad de derecho y Ciencias Sociales de Río de Janeiro, Miembro honorario de la Facultad de Leyes de Santiago de Chile, miembro de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona, miembro de la Central Mejicana de Jurisprudencia, profesor Honoris Causa de la Universidad de Oviedo, presidente honorario del Español Instituto Criminológico de Madrid, por citar sólo reconocimiento de otros países.
Político, historiador, educador, filósofo y literato, se doctoró en Jurisprudencia, con 23 años, en la Universidad de Córdoba.
Ese mismo año fue elegido diputado nacional por La Rioja. Cargo que ocupó varios períodos.
Redactó el proyecto de la Constitución de su provincia.
Fue Gobernador de La Rioja.
Unos años después accedió al Consejo Nacional de Educación y fue académico en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
En calidad de Ministro del Interior, en 1902, creó el proyecto de reforma electoral –luego ley- por la descentralización comicial, por la cual es electo Alfredo Palacios, primer diputado socialista en acceder a una banca en América.
Elaboró el proyecto del código obrero o del trabajo, que nunca se sancionó.
Como Ministro de Educación en 1904 creó el Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires, que hoy lleva su nombre.
En 1905 crea la Universidad Nacional de la Plata.
El presidente Figueroa Alcorta lo designa Presidente de la Universidad (el título de rector, es posterior).
Se entusiasmó tanto con la Universidad de la Plata que renunció a su cargo de ministro, y para prestigiarla nombró profesores a los hombres más eminentes de la época. Se cuenta que donó su rica biblioteca personal.
Al abandonar su cargo en 1918, el riojano fue apoteóticamente despedido en el Teatro Argentino de La Plata.
Posteriormente fue elegido senador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1923.
‘La tradición nacional’ (1888) fue el libro que le permitió la incorporación a la gran literatura argentina.
En 1891 renuncia a su cargo de gobernador de La Rioja, para dedicarse a su otra gran pasión que es la literatura.
Adquirió su casa de Rivadavia 952 de la capital provincial –hoy Archivo Histórico Provincial- y es allí donde escribe su obra literaria más importante ‘Mis montañas’
Dejó 34 libros y se han editado 12 nuevos títulos después de su muerte.
Fue admirador del pensamiento y la poesía oriental.
Tradujo, en 1915, la Rubáiyat de Omar Khayyám, haciendo conocer a sus compatriotas la gran poesía persa.
Luego de su paso por La Plata se conoce la versión de ‘Los 100 Poemas del Kabir’ de Rabindranath Tagore, que tradujo del inglés.
A pesar de sus múltiples facetas, nunca abandonó la literatura.
‘No me avergüenzo de mi culto por la poesía y la belleza’ manifestó. ‘Si me he identificado con las leyes es por haber llegado a ellas gracias a la contemplación de la belleza inmanente en todo concepto de justicia’.
En aquel libro ‘La tradición nacional` escribe ‘la poesía es la armonía de la historia y las tradiciones populares son las flores silvestres con que los pueblos adornan a esa reina de las artes. Un pueblo sin poesía en un cuerpo sin alma’.
Para confirmar lo que decíamos más arriba, en el primer capítulo de ‘Mis montañas’ don Joaquin V. González nos explica que ‘buscando reposo, después de rudas fatigas, de esas que rinden el cuerpo y envenenan el alma, quise visitar las montañas de mi tierra natal’.
En el capítulo VI ‘El huaco’ habla de su gente, nos refiere que ‘los indios de la comarca cuentan su historia por la edades del árbol más viejo’ del lugar, y dice que son ‘geógrafos’ de su propia tierra, ‘tienen el mapa local en la retina’.
En el comienzo con mucha humildad revela que escribe ‘para rendir tributo al pueblo que he nacido, pidiendo a la literatura de la patria un rincón humilde para esta páginas’.
Joaquín V. González había nacido en Nonagosta, departamento de Chilecito, La Rioja, el 6 de marzo de 1863.
Falleció, con 60 años, en Buenos Aires el 21 de diciembre de 1923.
Tres años después sus restos fueron trasladados a Chilecito.
‘Mi Montañas’-Joaquín V. Gonzalez-Editorial Estrada- Buenos Aires- 1944.-
‘intertournet.com.ar’
‘Biblioteca Mariano Moreno’ de La Rioja (bmm.org.ar)
`portalchilecito.com.ar’
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