Si cuidamos lo pequeño cuidamos lo grande
Hoy los titulares de los diarios hablan de dos inocentes mellizos de casi tres años que murieron quemados en el incendio de su precaria vivienda en Bariloche.
Hace poco murió otra criatura aun más pequeña en un incendio en Neuquén.
No lo justifico, pero puedo comprender que se apedrea el autobomba de los bomberos porque no pueden agredir a quienes llevan adelante programa económicos que enriquecen a unos pocos y empobrecen a millones.
Alguna vez leí que la economía ha dejado de ser una ciencia, porque ciencia es aquello que sirve para el bien común.
La individualidad, el desinterés, la falta de participación, la falta de responsabilidad, la violencia, la increíble falta de justicia en tantos casos, son para mí, producto de un programa sistemático mundial y al cual Argentina está adscripto.
En un país rico como el nuestro que haya tanta pobreza, tanta falta de trabajo, tanto destino sin rumbo, tantos errores, tiene que obedecer, insisto, a un plan, a un esquema.
Hoy y aquí, un chico puede matar o matarse. La violencia es la misma.
No cabe la pregunta ¿por quién doblan las campanas?
Doblan por nosotros.
Cuando muere alguien de nuestra comarca, muere uno de los nuestros.
Así se entendía cuando yo era chico.
Por eso cuando pasaba un cortejo, el que iba en bicicleta se apeaba, el que llevaba sombrero se descubría y por ese breve instante se bajaban las persianas de los comercios.
Se iba uno de los nuestros.
Han muertos dos inocentes en Bariloche.
Lautaro y Tiago, recién asomaban a la vida.
Hay responsables humanos. Y los busco arriba, bien arriba, no a su pobre madre que bastante tendrá con su dolor.
No me vengan ni con Dios ni con el Diablo.
Ningún cielo ni ningún infierno prometidos valen lo que vale un hijo.
Este año la Diputación Provincial de Granada celebrará cívicamente la entrada de sus jóvenes a la mayoría de edad.
Así que anualmente, de aquí en más, a quienes cumplan 18 años se les entregará la Declaración de los Derechos Humanos, la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Andalucía.
La fiesta reunirá más de 11 mil jóvenes al año.
Recuerdo que en otros tiempos –no sé si habrá ocurrido en alguna mesa de las últimas elecciones de junio pasado- el domingo en que se votaba no sólo se levantaba un aplauso general a las 18:00 en el momento del cierre de la jornada electoral, sino que el presidente de mesa pedía un aplauso cuando descubría que un joven elector depositaba el voto por primera vez.
Era una bienvenida al mundo cívico.
Un respetuoso recibimiento.
Una forma de valorizar.
Si se valoriza lo pequeño se puede valorizar lo grande.
Una línea, por extensa que sea, comienza por un punto.
Hace poco murió otra criatura aun más pequeña en un incendio en Neuquén.
No lo justifico, pero puedo comprender que se apedrea el autobomba de los bomberos porque no pueden agredir a quienes llevan adelante programa económicos que enriquecen a unos pocos y empobrecen a millones.
Alguna vez leí que la economía ha dejado de ser una ciencia, porque ciencia es aquello que sirve para el bien común.
La individualidad, el desinterés, la falta de participación, la falta de responsabilidad, la violencia, la increíble falta de justicia en tantos casos, son para mí, producto de un programa sistemático mundial y al cual Argentina está adscripto.
En un país rico como el nuestro que haya tanta pobreza, tanta falta de trabajo, tanto destino sin rumbo, tantos errores, tiene que obedecer, insisto, a un plan, a un esquema.
Hoy y aquí, un chico puede matar o matarse. La violencia es la misma.
No cabe la pregunta ¿por quién doblan las campanas?
Doblan por nosotros.
Cuando muere alguien de nuestra comarca, muere uno de los nuestros.
Así se entendía cuando yo era chico.
Por eso cuando pasaba un cortejo, el que iba en bicicleta se apeaba, el que llevaba sombrero se descubría y por ese breve instante se bajaban las persianas de los comercios.
Se iba uno de los nuestros.
Han muertos dos inocentes en Bariloche.
Lautaro y Tiago, recién asomaban a la vida.
Hay responsables humanos. Y los busco arriba, bien arriba, no a su pobre madre que bastante tendrá con su dolor.
No me vengan ni con Dios ni con el Diablo.
Ningún cielo ni ningún infierno prometidos valen lo que vale un hijo.
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Este año la Diputación Provincial de Granada celebrará cívicamente la entrada de sus jóvenes a la mayoría de edad.
Así que anualmente, de aquí en más, a quienes cumplan 18 años se les entregará la Declaración de los Derechos Humanos, la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Andalucía.
La fiesta reunirá más de 11 mil jóvenes al año.
Recuerdo que en otros tiempos –no sé si habrá ocurrido en alguna mesa de las últimas elecciones de junio pasado- el domingo en que se votaba no sólo se levantaba un aplauso general a las 18:00 en el momento del cierre de la jornada electoral, sino que el presidente de mesa pedía un aplauso cuando descubría que un joven elector depositaba el voto por primera vez.
Era una bienvenida al mundo cívico.
Un respetuoso recibimiento.
Una forma de valorizar.
Si se valoriza lo pequeño se puede valorizar lo grande.
Una línea, por extensa que sea, comienza por un punto.
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