Juan Rulfo
Mexicano. Uno de los más reconocidos escritores de América.
Nació en San Gabriel, estado de Jalisco el 16 de mayo de 1917.
Tenía seis años cuando su padre, Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, fue asesinado, a tiros por la espalda.
San Gabriel era una zona pobre golpeada por la revolución.
Los Rulfos terminaron de ser arruinados por las lucha de los cristeros.
‘Una guerra estúpida de matriarcado. Las mujeres incitaban a los hombres a defender la causa de Cristo, y allí iban los hombres a matarse entre sí’.
En 1927 muere su madre, María Vizcaíno Arias.
Juan y sus hermanos son internados en un orfanato de monjas josefinas en Guadalajara.
Cumplido los estudios básicos intentó ingresar a la Universidad pero conflictos políticos tenían paralizadas las casas de altos estudios.
Comienza a escribir una novela ‘El hijo del desaliento’ que no alcanza a publicar.
La obra ‘era un tanto convencional, hipersensible, hablaba de la soledad que viví desde que estuve en el orfanatorio’.
En Guadalajara conoce a Efrén Hernández, autor de poesía, cuentos, ensayos; y a Juan José Arreola, uno de los mejores cuentistas mexicano de los ‘50.
Cuando Rulfo volvía a su San Gabriel, se quedaba hasta altas horas de la noche hablando con los campesinos de Jalisco.
Es la base de lo que vendrá.
‘Lo que yo no quería era hablar como un libro escrito.
Quería no hablar como se escribe, sino escribir como se habla’.
Su primer cuento publicado aparece en la revista América: ‘La vida no es una cosa muy seria’.
Cuando Arreola funda la revista Pan le publica entusiasmado ‘Nos han dado la tierra’.
Era julio de 1945, bajo el gobierno de Manuel Camacho, cuestionado porque el reparto de tierra a campesinos poco beneficiaba al pueblo rural.
En el segundo número de la revista salió a luz otro cuento de Rulfo: ‘Macario’.
La revista Pan tuvo una vida corta, poco más de un año, pero sirvió para proyectar internacionalmente los nombres de Arreola y Rulfo, innovadores ambos del cuento regional.
En 1947 se casa con Clara Aparicio.
La otra afición de Juan Rulfo fue la fotografía, a punto tal que cuando abandonó la literatura se dedicó de lleno a captar imágenes.
‘La misión del fotógrafo es entregar objetivamente la verdad, ya sea cruel, hermosa o inhumana de una sociedad que todos fatalmente hemos construido a nuestro alrededor. La fotografía es una demostración de nuestras culpas’.
Aquella revista América, fundada por socialistas preocupados por la educación, la seguridad social y la explotación de braceros mexicanos en compañías norteamericanas, no sólo le publicó sus fotografías sino varios relatos breves.
Porque es la revista América, o mejor Efraín Hernández quien en 1953 lleva adelante editar una antología con los cuentos de Rulfo que publicó el Fondo de Cultura Económica con el nombre de ‘El llano en llamas’. Está dedicado a Clara.
Conocida es la frase ‘muerto el perro se acabó la rabia’.
Muertos todos los perros que se han muerto en la historia, el mundo no tendría que tener rabia.
Por eso me parece más ajustable la frase que aparece como una llamada en el cuento ‘El llano en llamas’ que dice ‘ya mataron a la perra, pero quedan los perritos…’.
Los diecinueve cuentos de ‘El llano’ prefiguran su obra cumbre, que tiene idéntico inicio.
Se publica una parte en una revista.
En este caso en el primer número de Letras Patrias, donde Rulfo adelanta un fragmento de una novela inédita y que llamó ‘Una estrella junto a la luna’.
En la revista de la Universidad Autónoma de México dice que la novela se titulará ‘Los murmullos’, título que hubiera sido perfectamente aceptable.
El Fondo de Cultura Económica le pide el texto y publica finalmente la versión inicial de la novela en 1955 con el nombre con que hoy la conocemos, ‘Pedro Páramo’.
Poco antes de morir la madre le pide a su hijo que vaya a Comala y ubique a su padre, Pedro Páramo.
‘El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro’.
Cuando el hijo llega a Comala se encuentra con un desconocido que le dice que son hermanos y que en el pueblo todos se llaman Pedro Páramo. Luego comprueba que sus interlocutores están muertos.
El lector aquí se da cuenta que va a entrar en un mundo fantástico, que se va perder en infinitos caminos de ida y vuelta, pero cuya gravitación ya lo atrapa, dice Borges.
Es Borges quien dijo que ‘Pedro Páramo’ es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aún de la literatura.
Varios de sus relatos llegaron al cine.
En 1955 Alfredo Cravenna estrenó ‘Talpa’ sobre el cuento homónimo de Rulfo.
En los ’60 se estrenó un mediometraje ‘La fórmula secreta’ sobre textos del escritor, que gana un premio de cine experimental.
Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez adaptaron para la pantalla grande ‘El gallo de oro’ en 1964.
En 1986 Arturo Ripstein filmó el largometraje ‘El imperio de la fortuna’.
Es Carlos Fuentes quien adapta para el cine ‘Pedro Páramo’ que en 1967 dirige Carlos Velo.
En 1973 Albert Isaac dirige ‘El rincón de las vírgenes’ largometraje basado en ‘Anacleto Morones’ y ‘El día del derrumbe’, dos cuentos de ‘El llano en llama’.
Fue Octavio Paz quien dijo que Rulfo fue el único de los escritores mexicano que había entregado no una descripción sino una imagen.
En la personalísima escritura de Rulfo con su sutil combinación de imágenes sonoras y visuales no puede dejar de notarse la presencia del cine mexicano, dice la profesora Elena Pérez, investigadora del Instituto de Literatura Hispanoamericano.
Para 1970, cuando sus obras habían sido traducidas al alemán, inglés, francés, noruego, danés, italiano, polaco y portugués, Rulfo recibía el Premio Nacional de Literatura de México.
Seis años después es nombrado Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
España reconoce su obra otorgándole el Premio Príncipe de Asturias en 1983.
Luego del ‘El llano en llamas’ y ‘Pedro Páramo’ Rulfo no volvió a escribir textos literarios, sí redactó ensayos, conferencias, prólogos, donde desplegó reflexiones políticas, como su adhesión a la Comunidad Latinoamericana de Escritores que incluía los no hispanos como Brasil, pero que excluía a los literatos norteamericanos, acusados de no luchar por la libertad que buscan los pueblos al sur del río Bravo.
Emily Dickinson consideraba que publicar no era parte esencial del destino de un escritor.
Algo de ese parecer debe haber movido al escritor azteca.
Juan Rulfo falleció en el Distrito Federal de México en 1986.
‘Grandes Escritores Latinoamericanos’-Colegio Nacional UBA- Buenos Aires.
‘Biblioteca Personal’-Jorge Luis Borges-Alianza Literatura-Buenos Aires 1988.
‘El llano en llamas’-Juan Rulfo-Editorial Sudamericana-Buenos Aires 2000.
‘Pedro Páramo’-Juan Rulfo-Fondo de Cultura Económica-México 1990.
Nació en San Gabriel, estado de Jalisco el 16 de mayo de 1917.
Tenía seis años cuando su padre, Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, fue asesinado, a tiros por la espalda.
San Gabriel era una zona pobre golpeada por la revolución.
Los Rulfos terminaron de ser arruinados por las lucha de los cristeros.
‘Una guerra estúpida de matriarcado. Las mujeres incitaban a los hombres a defender la causa de Cristo, y allí iban los hombres a matarse entre sí’.
En 1927 muere su madre, María Vizcaíno Arias.
Juan y sus hermanos son internados en un orfanato de monjas josefinas en Guadalajara.
Cumplido los estudios básicos intentó ingresar a la Universidad pero conflictos políticos tenían paralizadas las casas de altos estudios.
Comienza a escribir una novela ‘El hijo del desaliento’ que no alcanza a publicar.
La obra ‘era un tanto convencional, hipersensible, hablaba de la soledad que viví desde que estuve en el orfanatorio’.
En Guadalajara conoce a Efrén Hernández, autor de poesía, cuentos, ensayos; y a Juan José Arreola, uno de los mejores cuentistas mexicano de los ‘50.
Cuando Rulfo volvía a su San Gabriel, se quedaba hasta altas horas de la noche hablando con los campesinos de Jalisco.
Es la base de lo que vendrá.
‘Lo que yo no quería era hablar como un libro escrito.
Quería no hablar como se escribe, sino escribir como se habla’.
Su primer cuento publicado aparece en la revista América: ‘La vida no es una cosa muy seria’.
Cuando Arreola funda la revista Pan le publica entusiasmado ‘Nos han dado la tierra’.
Era julio de 1945, bajo el gobierno de Manuel Camacho, cuestionado porque el reparto de tierra a campesinos poco beneficiaba al pueblo rural.
En el segundo número de la revista salió a luz otro cuento de Rulfo: ‘Macario’.
La revista Pan tuvo una vida corta, poco más de un año, pero sirvió para proyectar internacionalmente los nombres de Arreola y Rulfo, innovadores ambos del cuento regional.
En 1947 se casa con Clara Aparicio.
La otra afición de Juan Rulfo fue la fotografía, a punto tal que cuando abandonó la literatura se dedicó de lleno a captar imágenes.
‘La misión del fotógrafo es entregar objetivamente la verdad, ya sea cruel, hermosa o inhumana de una sociedad que todos fatalmente hemos construido a nuestro alrededor. La fotografía es una demostración de nuestras culpas’.
Aquella revista América, fundada por socialistas preocupados por la educación, la seguridad social y la explotación de braceros mexicanos en compañías norteamericanas, no sólo le publicó sus fotografías sino varios relatos breves.
Porque es la revista América, o mejor Efraín Hernández quien en 1953 lleva adelante editar una antología con los cuentos de Rulfo que publicó el Fondo de Cultura Económica con el nombre de ‘El llano en llamas’. Está dedicado a Clara.
Conocida es la frase ‘muerto el perro se acabó la rabia’.
Muertos todos los perros que se han muerto en la historia, el mundo no tendría que tener rabia.
Por eso me parece más ajustable la frase que aparece como una llamada en el cuento ‘El llano en llamas’ que dice ‘ya mataron a la perra, pero quedan los perritos…’.
Los diecinueve cuentos de ‘El llano’ prefiguran su obra cumbre, que tiene idéntico inicio.
Se publica una parte en una revista.
En este caso en el primer número de Letras Patrias, donde Rulfo adelanta un fragmento de una novela inédita y que llamó ‘Una estrella junto a la luna’.
En la revista de la Universidad Autónoma de México dice que la novela se titulará ‘Los murmullos’, título que hubiera sido perfectamente aceptable.
El Fondo de Cultura Económica le pide el texto y publica finalmente la versión inicial de la novela en 1955 con el nombre con que hoy la conocemos, ‘Pedro Páramo’.
Poco antes de morir la madre le pide a su hijo que vaya a Comala y ubique a su padre, Pedro Páramo.
‘El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro’.
Cuando el hijo llega a Comala se encuentra con un desconocido que le dice que son hermanos y que en el pueblo todos se llaman Pedro Páramo. Luego comprueba que sus interlocutores están muertos.
El lector aquí se da cuenta que va a entrar en un mundo fantástico, que se va perder en infinitos caminos de ida y vuelta, pero cuya gravitación ya lo atrapa, dice Borges.
Es Borges quien dijo que ‘Pedro Páramo’ es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aún de la literatura.
Varios de sus relatos llegaron al cine.
En 1955 Alfredo Cravenna estrenó ‘Talpa’ sobre el cuento homónimo de Rulfo.
En los ’60 se estrenó un mediometraje ‘La fórmula secreta’ sobre textos del escritor, que gana un premio de cine experimental.
Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez adaptaron para la pantalla grande ‘El gallo de oro’ en 1964.
En 1986 Arturo Ripstein filmó el largometraje ‘El imperio de la fortuna’.
Es Carlos Fuentes quien adapta para el cine ‘Pedro Páramo’ que en 1967 dirige Carlos Velo.
En 1973 Albert Isaac dirige ‘El rincón de las vírgenes’ largometraje basado en ‘Anacleto Morones’ y ‘El día del derrumbe’, dos cuentos de ‘El llano en llama’.
Fue Octavio Paz quien dijo que Rulfo fue el único de los escritores mexicano que había entregado no una descripción sino una imagen.
En la personalísima escritura de Rulfo con su sutil combinación de imágenes sonoras y visuales no puede dejar de notarse la presencia del cine mexicano, dice la profesora Elena Pérez, investigadora del Instituto de Literatura Hispanoamericano.
Para 1970, cuando sus obras habían sido traducidas al alemán, inglés, francés, noruego, danés, italiano, polaco y portugués, Rulfo recibía el Premio Nacional de Literatura de México.
Seis años después es nombrado Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
España reconoce su obra otorgándole el Premio Príncipe de Asturias en 1983.
Luego del ‘El llano en llamas’ y ‘Pedro Páramo’ Rulfo no volvió a escribir textos literarios, sí redactó ensayos, conferencias, prólogos, donde desplegó reflexiones políticas, como su adhesión a la Comunidad Latinoamericana de Escritores que incluía los no hispanos como Brasil, pero que excluía a los literatos norteamericanos, acusados de no luchar por la libertad que buscan los pueblos al sur del río Bravo.
Emily Dickinson consideraba que publicar no era parte esencial del destino de un escritor.
Algo de ese parecer debe haber movido al escritor azteca.
Juan Rulfo falleció en el Distrito Federal de México en 1986.
‘Grandes Escritores Latinoamericanos’-Colegio Nacional UBA- Buenos Aires.
‘Biblioteca Personal’-Jorge Luis Borges-Alianza Literatura-Buenos Aires 1988.
‘El llano en llamas’-Juan Rulfo-Editorial Sudamericana-Buenos Aires 2000.
‘Pedro Páramo’-Juan Rulfo-Fondo de Cultura Económica-México 1990.
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