Bicentenario de la Revolución de Mayo
Tengo aquí sobre la mesa el facsímil de la ‘Gazeta de Buenos’ del jueves 7 de Junio de 1810. Es decir el periódico número uno.En este otro tengo un diario actual. Mayo de 2010.
En la Gazeta, Moreno escribe ‘El Pueblo tiene derecho a saber la conducta de su Representantes, la Junta pretende una continuada comunicación pública’ y alejarse de ‘aquellas reservas y misterios que inventaba el poder para cubrir sus delitos’. Luego pondera ‘la utilidad de los discursos de hombres ilustrados’ que sostengan ‘los principios de Patriotismo que tan heroicamente se han desplegado’.
Doscientos años después, en el diario de hoy leo "Yo me pondría contento si la viera internada en un hospital psiquiátrico", aseguró el dirigente de la CGT, Moyano, luego de que la líder de la Coalición Cívica, Carrió, lo acusara de ser jefe de asociación ilícita en varios negocios.Me apuro en decir que por infinitas razones descreo del oficialismo y de la oposición.
*** *** ***
Los principios de Mayo de 1810 proclamaban la igualdad de derechos con los pueblos originarios.
Belgrano, en su carácter de general en la expedición al Paraguay los respeta.
‘A consecuencia de la proclama que expedí para hacer saber a los naturales que vengo a restituirles sus derechos de libertad, propiedad y seguridad que por tantas generaciones han estado privados, sirviendo únicamente a las rapiñas de los que han gobernado’.
Juan José Castelli, hombre de pensamiento libertario, hizo lo mismo al llegar al Alto Perú.Mariano Moreno fue un permanente defensor de los pueblos originarios.
Belgrano y San Martín eran partidarios de un emperador inca.
La Asamblea del año XIII nos hizo a todos iguales, borrando incluso títulos y honores.
La Constitución Nacional exige el respeto a los indígenas.
Las campañas de Rosas y Roca, no respetaron los principios de Mayo ni de nuestros próceres mayores.
Se pasó de la igualdad y la libertad, a la muerte y a la esclavitud.
El general San Martín decía ‘nuestro paisanos los indios’. Lo movilizaba el pensamiento de la Revolución Francesa y Tupac Amaru.
El general Roca cuando finalizó su ‘Conquista del desierto’ en el Congreso dijo ‘La ola de bárbaros que inundaba nuestra fértiles llanuras ha sido destruida’.
Bárbaros, salvajes, infieles, son calificativos que hablan de su racismo.
El diario ‘El Nacional’ del 13 de diciembre de 1878 informa que ‘los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a la familias de esta ciudad por medio de la Sociedad de Beneficencia’.
El mismo diario porteño en otro párrafo indica que ‘Se les quita a las madres indias sus hijos para, en su presencia, regalarlos a pesar de los gritos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. El hijo se aprieta al seno de su madre y el padre indio se cruza por delante para defender a su familia de los avances de la civilización’.
Se justificó el genocidio indígena porque, al igual que los negros, ‘no tenían alma’.
Recuerdo que en la escuela primaria, en la tergiversación de la historia, y en la misma provincia donde sucedieron los hechos, nos enseñaban una poesía de Fernán Silva Valdés (uruguayo). En el pasaje final decía que los indios
‘No sabían reír ni llorar
Y morían sin ruido, cuando mucho,
Con un temblor de plumas, como mueren los pájaros’.
El invento de que carecían de alma es de una enorme hipocresía del mundo ‘civilizado’ porque quien inventó semejante cosa, y quienes la usaron, sabían perfectamente que todos los seres humanos existen a partir de ese soplo de vida.
Hace algunos años estuve en un Camaruco Mapuche en Anecón Grande (Río Negro).
Sabemos que la Conquista empujó a los indios hacia las tierras más estériles de la provincia.
Durante varios días conviví con la gente de los caciques Prafil y Cañumil.
Cada mañana, cada amanecer, nos encontrábamos con niños respetuosos, con niñitas, que apenas alzaban la voz, que nos tendían sus manitos inocentes, que nos miraban con sus ojos buenos, que corrían a abrazarse a los pantalones de sus abuelos.
Me preguntaba éstos eran los ‘sin alma’ que Rosas y Roca mataron.
Y me volvía a preguntar ¿Y Dios para dónde estaba mirando?
Gente maravillosamente respetuosa de sus dioses, de la naturaleza; respetuosos de su animales, allí nadie mata un animal por matar –para nosotros es un deporte- sino sólo por la necesidad de alimentarse.
Si te acercas a esos niños, verás que tienen los ojos muy tristes.
Es una tristeza que les viene de lejos.
El psicólogo Fernando Osorio dice que en la vida de un niño, nada de lo que se registra como experiencia puede desaparecer jamás.
Todo se conserva.
Las contingencias que se hayan vivido desde el nacimiento, determinan lo que vendrá.
A los pueblos les pasa lo mismo.
Lo que ocurrió no pertenece únicamente al pasado.
Sólo al poder le puede interesar aquello de que ‘la historia ha muerto’.
Osorio dice que lo que ocurrió en el pasado explica un poco el presente.
Observemos la apropiación de niños que se hizo en la ‘Conquista del Desierto’.
El botín de guerra de la última dictadura militar fueron niños y bebés apropiados ilegalmente y luego vendidos a familias acomodadas.
La corrupción es antigua en este país.
Pregúntese a manos de quienes fueron a parar las tierras ‘conquistadas’.
Me contaron que el contralmirante Cordero, a quien le adjudicaron campos en la zona del Dique, no se dignó a venir jamás a nuestra zona a conocer ‘sus propias’ tierras.
Un hermano de general Roca, Ataliva, era muy propenso a recibir prebendas.
Sarmiento fue el que inventó el verbo ‘atalivar’ como sinónimo de ‘cobrar coimas’.
Sobre este tema pueden leer ‘Pedagogía de la desmemoria. Crónica y estrategias del genocidio invisible’ de Marcelo Valko.
Osorio dice que si negamos los orígenes argentinos condicionamos la posibilidad de crecimiento.
Quiero que la historia que nos cuenten no siempre sea rosa.
A esta altura no nos pueden venir a vender rosas sin espinas.
La vida de los doscientos años de este país nuestro, tiene más de grises, cuando no de negro, que nos han ocultado.
Quiero que me digan que Sarmiento fomentó la educación, lo cual es totalmente cierto, tan cierto como decir que llenó el país con inquietos gorriones, pero quiero que nos digan que en la Guerra del Paraguay Sarmiento estaba orgulloso porque los argentinos matamos todos los hermanos paraguayos hombres ¡hasta los 10 años!
Él estaba orgulloso de eso.
Si me lo dicen, pondré las cosas en la balanza. Una persona lo es por su totalidad.
Lo bueno y lo malo que tiene, porque de ambas materias estamos hecho.
Casi nunca uso escarapela.
Esta semana la he usado. Me costó.
Me suena a chauvinismo.
¿Qué hago con las encuestas del hambre y las diarias inocentes muertes infantiles?
El verbo no creo que sea ‘festejar’.
En todo caso memorar, recordar, porque fatalmente cumplimos doscientos años.
Doscientos años de tiempo.
Muchos menos de democracia, de respeto, de crecimiento, de honestidad, etc. etc.
¿Cuántos años cumplimos de corrupción, de crímenes de estado, de hambre, de pobreza, de injusticia?.
Bajo este suelo están mis padres, mis abuelos y tanta gente que quise.
Sobre esta tierra está mi familia, están mis hijos, trabajando o estudiando; mis amigos, y un montón de gente linda que junto a paisajes, sencillos o extraordinarios, forman mi patria.
La escarapela que me puse en el pecho tal vez tenga que ver con eso, con la patria que amo y que me duele.
‘Doscientos años de violencia institucional’-Fernando Osorio-Buenos. Aires Mayo 2010.
‘Desmonumentar’-Osvaldo Bayer-Buenos Aires. Mayo 2010.
Comentarios
Publicar un comentario