'El viejo y el mar' Premio Pullitzer el 08.05.53

Ernest Hemingway vivía en una finca llamada ‘Vigía’ en Cuba, en 1952, cuando escribió ‘El viejo y el mar’.
El 08 de mayo de 1953 la novela obtuvo el Premio Pulitzer.
Al año siguiente Hemingway ganó el Premio Nobel de Literatura, en reconocimiento a toda su obra.
El escritor tenía por costumbre burlarse de los premios.
Al Pulitzer lo llamaba ‘Pullover’ y al Nobel ‘IgNoble’.
No fue a Estocolmo a recibir el Nobel.
La medalla que le fue otorgada, la regaló al santuario de la Virgen del Cobre argumentando que ‘nadie tiene de veras una cosa hasta que la ha dado’.
*** *** ***
'El viejo y el mar’ apareció en 1952 en una publicación de la revista Life.
Tuvo tal acogida que al año siguiente fue editada en libro, y se convirtió en un gran acontecimiento, por los millones de lectores que inmediatamente tuvo y por la bienvenida que le dio la crítica.
El argumento se basa en un hecho real que Hemingway había contado en un relato corto en abril de 1936 en la revista Squire y que llamó ‘Sobre el agua azul’, donde ya aparecía un viejo pescador que se hacía a la mar y solitariamente capturaba un pez enorme.
‘La lucha del hombre y el pez, solos frente a frente, mar adentro, es una parábola del individualismo que extrae de su derrota ante las fuerzas de la naturaleza, del destino, la íntima convicción de que su esfuerzo denodado y su negativa a darse por vencido, constituyan de por sí una victoria’ dice Carlos Pujol en su ‘Vida de Hemingway’.
‘Era un viejo que pescaba solo en una barca en la corriente del Golfo…’ comienza el libro que Hemingway escribió hace casi seis décadas, una obra maestra hasta en la brevedad.
Osvaldo Soriano solía decir es tan corta la vida y tan largos los libros, que solo hay tiempo para leer los buenos.
Santiago es un viejo pescador que vivía en La Habana.
Hace ochenta y cuatro días que Santiago no saca un pez.
Confía que lo hará. Su fe no le falla.
Tuvo un muchacho amigo que le ayudaba, Manolín, pero ya no lo tiene.
Sale una madrugada.
Observa los peces voladores.
Ve las golondrinas de mar. Piensa que la vida de las aves es más dura que la nuestra.
Es septiembre, el mes de los peces grandes.
Muchos se burlan de él porque es viejo, otros le tienen lástima.
Él se apoya en su voluntad. Y en su esperanza.
‘Cada día que nace es un nuevo día’.
Está muy lejos de la costa cuando siente el golpe del sedal.
Es un pez muy grande.
Llega la noche, Santiago no lucha con él.
Va dejar que se canse.
El pez viaja toda esa noche y lo arrastra hacia aguas profundas.
El pescador tiene el cuerpo cansado de sostener la tanza.
Él quería un pez grande y lo ha logrado. En la soledad del mar.
‘Ningún viejo debería estar solo’.
Pasa ese día y otra noche.
Al fin el pez salta del agua y se muestra en toda su magnitud.
Es un pez espada de más de seis metros.
El pez lucha por vivir.
El viejo siente pena por el pez.
Ambos lidian por lo mismo.
Tres días después Santiago vence finalmente. Matar para vivir.
No podrá mostrar, empero su captura, porque los tiburones terminarán devorando al gran pez.
Cuando el viejo llegó al puerto era de madrugada.
El pueblito todavía dormía.
Amarró la barca.
Caminó hacia su casa.
Antes se detuvo, miró hacia atrás y vió sólo lo que quedaba del pez, su esqueleto.
La gran cola del pez levantada por detrás de la popa, vio la línea plateada del espinazo y la masa oscura de la cabeza.
‘El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado’ solía decir Hemingway.



'El viejo y el mar’-Ernest Hemingway-Editorial Planeta-Barcelona 1987.


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