Clara
Hoy Clara cumple cuatro años.
Hace dos años, por esta fecha escribí el texto que sigue.
Mientras tanto la vida nos fue trayendo a casa otros nietos postizos.
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Clara nació hace dos años.
Hace dos años que la vida tiene otro motivo para ser feliz.
Todos los chicos del mundo son hermosos por alguna razón.
Todos los chicos del mundo son hermosos por alguna razón.
Clara por alguna razón los supera.
Como el amor es egoísta.
No vemos en la tierra criatura más hermosa que Clara.
‘Todo lo que existe fuera de su círculo no existe’.
Detenerse en sus grandes ojitos es internarse en la paz
de un infinito mar de aguas tranquilas bajo un sol de verano.
‘Parece que en cualquier momento cruza un pececito’.
Con cinco hijos, como hemos tenido, siempre hubo un bebé en casa.
Cuando Clara nació, hacía más de diez años que no teníamos bebé.
Clara es hija de dos amigos jóvenes,
que llegaron a nosotros por amistad con nuestros hijos.
Clara, para nosotros, es una nieta en el afecto.
Actuamos en consecuencia.
Nos autotitulamos abuelos.
¿Por qué no ser abuelos mientras llegan los nietos?
¿Quién negaría el título si se tiene el amor suficiente para sostenerlo?
Frente a las vidrieras de las jugueterías,
con secreta alegría,
buscamos cual es el juguete que Clara elegiría.
Lo hacemos siendo conscientes de que lo más probable
es que nuestra elección nada tenga que ver
con los gustos de quien recién asoma a la vida.
Es un juego de abuelos sin nietos que nos divierte.
¿Quién dijo que los Reyes Magos no existen?
¿Qué fuimos en las madrugadas de cada 6 de enero?
¿Quién dio vida a cada Ratón Pérez por cada diente caído?
Por razones de trabajo, la familia de Clara se fue a vivir a un pueblo el sur,
cerca del mar, donde sus ojitos serán aún más azules.
Ahora pasan meses sin que la veamos.
Nos quedamos con la memoria de su carita del día que partió.
Nos asusta que, con el paso del tiempo, un día no nos reconozca.
Ahora, la idealizamos.
La estrella más lejana es la que brilla más.
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