Ayer

Ayer ha sido un día triste.
Se nos ha muerto Saramago en Lanzarote.
En Bariloche un policía mató de un tiro en la nuca a un chico de quince años.

El sistema ha salido ganando.

Ha muerto un escritor social, que se puso siempre frente a los poderes políticos, económicos, militar o religioso.
Su literatura ha sido siempre movilizadora.
Nos puso a pensar.

Ayer uno de mis hijos me decía que en su momento en nuestro país el folklore y el rock nacional, nos hacían pensar.
Hoy las letras nacionales reclaman, a lo sumo, que le dejen libre el porro o los artistas se han hecho oficialistas, entonces no hay más lectura crítica.

En Bariloche un asesino se pone en juez. En juez fascista.
Porque aun cuando el chico fuera un ladronzuelo –esto está por verse, porque por ahora sólo puede ser una excusa- el policía al matarlo aplica una pena infinitamente superior al presunto delito cometido.
Como si el hecho fuera poco la barbarie agrega más hechos.
Cuando la gente del barrio sale a reclamar justicia, la institución policial ordena una represión mayor que termina con dos muertes más y una cuarta persona muy grave.

Detrás del primer asesinato, que en los cabales de cualquier ser humano intenta explicar como un acto de locura, como un desborde, sale gente que con sus declaraciones son tan o más violentos que el asesino, diciendo ‘que a estos pibes hay que matarlos a todos’.
No faltan los que se preguntan, como en la mejor época militar, ‘¿dónde estaban sus padres?’.

Tengo, insisto, cinco hijos, todos artistas, por tanto todos inquietos y todos nocturnos, todos con alma sensible.
La educación de los hijos se forma alrededor de la mesa familiar.
Mis hijos son –doy fe- gente muy respetuosa.
Algunos viven mucho tiempo fuera de nuestra ciudad e incluso fuera del país.
Si un día les pasa algo malo, puedo cuestionar y cuestionarme, pero quién tiene el derecho de preguntar '¿dónde estaban los padres?’.

¿Quién habla de la cuestión de fondo?
¿Por qué hay tantos pobres e indigentes en este país?
¿Por que hay tanta violencia y tan poca educación?
¿Cuál es el papel del estado?

El chico asesinado vivía en un barrio pobre donde, estoy seguro, la mayoría es gente que trabaja y que por supuesto gana muy poco.
El policía que mata es del mismo barrio.
El sistema ha vuelto a ganar.
Otra vez pobres contra pobres.

Vamos a tener que volver a Saramago para -como decía Mario Benedetti- nos ayude a respirar.

Comentarios

  1. Este escrito es verdaderamente ejemplar!!!! Felicitaciones amigo Juan Carlos....

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