BASÍLICA DE LUJÁN
Volvíamos de Buenos Aires, por Ruta 7.
Tuvimos un descuido, nos pasamos de largo. Cuando retrocedimos, el
camino nos llevó al centro de Luján. No importa, dijimos, seguiremos hasta la
ruta 5 por adentro. Llegamos a una rotonda y a nuestra derecha se levantó
majestuosa, con su más de cien metros de altura, la Basílica.
Habíamos estado allí en los ochenta. Nos volvió a impactar. No se
puede creer semejante monumentalidad. Fuimos hacia ella. El auto quedó a varias
cuadras, luego hay que caminar.
En la medida en que nos aproximábamos, más nos deslumbraba.
La Basílica viene con nosotros desde el continente de la infancia cuando
la admirábamos de lejos a través de una imagen.
¡Cómo habrán sido de altas estas agujas que cortan la luz y el aire
cuando Luján era amplitud de llanura y casas bajas!
Ante tanta belleza se siente un íntimo orgullo. Más allá de si se pertenece
a una religión, a otra o a ninguna.
Lo que sí nos pertenece es su legado.
Muchas de las obras del hombre se convierten en acervo universal.
Cuentan allá que la historia de la Basílica comenzó
por 1630 cuando un carretón con carga quedó varado en los alrededores del río Luján.
El negro Manuel, un esclavo venido del poblado africano de Cabo Verde (hoy
Dákar), se ofreció a bajar un par de cajones. El carro no se movió. Probaron
con otros paquetes: las ruedas no salían de su atasco. Devolvieron la carga, sacaron
otras dos cajas y los bueyes lograron retirar el carruaje. Abrieron los bultos
y contenían una talla de la Purísima Concepción. El negro Manuel interpretó que
ella quería quedarse allí.
La imagen estuvo en una capilla en la estancia de
Rosendo Oramas donde trabajaba Manuel, luego pasó a la ermita de doña Ana Matos
hasta que en 1763 se la trasladó a un templo erigido por don Juan Lezica. La
Basílica vino mucho después. Su construcción se inició en 1887. En 1904 con las
dos terceras partes construidas se trasladó la imagen desde el templo de Lezica
al altar mayor del Santuario, que en 1930 recibió el título de Basílica. Su
construcción se terminó en 1935.
El pasado 8 de mayo se celebró la Fiesta de la
Virgen de Luján, en su 130º aniversario de coronación.
Aquí la bóveda de crucería, otra característica del gótico, muestra su esbelta y resistente estructura. También viene desde la edad media.
Los
vitrales se ubican en la zona del cielo y envían durante el día, hacia el
interior, un resplandor policromático que pinta todo lo que toca.
Altar Mayor. Nótense las dimensiones en relación al
sacerdote.Por sobre el nártex, en la zona del coro, se ubica un órgano Cavaillé francés. Como si dijéramos un Stradivarius. Es del siglo XIX. Tiene 3800 tubos. No hay otro de estas características en América latina. Está en silencio desde 1976. Arte arrumbado, roto. Una tristeza.
Puerta ojival. Con arquivoltas talladas, una suerte de moldura que decora la puerta de ingreso.
. Los tallados de la arquivolta representan a la
región de cuyo.
Las gárgolas disimulan el sistema de desagüe.
Antiguamente las gárgolas se colocaban para ahuyentar los malos espíritus.
El
pórtico central está dedicado a nuestro país, las puertas laterales a Uruguay
y Paraguay.
. Vista desde la recova del Museo del Carruaje.
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