Ventana

Es como si hubiéramos nacido en otro país también llamado Argentina (evoco a Borges).

Era una Argentina sin verja, sin candados, sin alarmas. Sin tanto negocio del miedo.

De puertas abiertas.

Cuando mis hijos eran niños de guardapolvo blanco, mi señora los acompañaba hasta la puerta de la escuela, y aun cuando el más chico quedaba solo durmiendo en casa, la puerta de calle quedaba sin llave.

Eran tiempos de respeto.

Si uno no encontraba habitante en el domicilio podía dejar el recado en la ventana del frente de la vivienda, en la seguridad de que nadie lo sustraería de allí.

Dejar una carta, un paquete, en la ventana, era todo un signo de confianza.

Confianza en que el destinatario lo va a encontrar.

Confianza en que lo va a leer, y que procederá en consecuencia.

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Se abre una ventana para cambiar el aire viciado de dentro, para renovar el ambiente.

En la necesidad de tomar nuevos aires.

Puedo abrir una ventana para poder ver el sol.

Dejar entrar la luz para que ilumine un espacio oscuro o poco iluminado.

Ventana es la sutil frontera de encuentro entre lo externo y lo interno.

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La ventana ha sido un recurrente elemento plástico utilizado por los artistas.

Leemos que los pintores barrocos y los cubistas lo aplicaron en las naturalezas muertas.

Un personaje frente a una ventana fue tema de los románticos.

La ‘veduta’ era una abertura ficticia del pincel de los renacentistas. Era como un cuadro dentro del cuadro.

Sobreenmarcado, se la denomina en cine, a esa ventana dentro del marco de la pantalla.

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Sierra de la Ventana es un hermoso lugar al que repetidamente hemos ido en familia.

Una mañana de verano, temprano, trepamos la sierra que se levanta 1.135 metros sobre el nivel del mar.

Se tardan tres horas para llegar a la cima. Vale ver el paisaje ampliado por la altura, enmarcado en el antiguo vano de piedra de 9 x 5 metros.

Oxígeno para la vida.

Otra mañana, ya de invierno, los llanos y las sierras aparecieron blancos de nieve.

Un regalo de la naturaleza.

Nos hemos hospedado en Villa Ventana.

Aquí agrego, bello puede ser un paisaje, y también una acción moral.

En Villa Ventana, en la sublime acuarela que lo enmarca, las bicicletas y los portones no usan candados.

Un viaje a la Argentina honesta.

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Manuel Vicent cuenta en su libro ‘Espectros’ que en las galerías del palacio del Dogo en Venecia hay unas máscaras labradas en la pared de piedra cuya boca es como una pequeña ventana rectangular, donde los ciudadanos podían introducir papeles con denuncias secretas y delaciones de todo tipo.

Mientras una Venecia bailaba con máscaras de fiesta, otra Venecia de máscaras con ventanas anhelantes de delaciones convertía la vida en una sustancia conspiratoria.

¿Qué piensan Ustedes que sucedería hoy si existiesen esas ventanillas con gargantas que recibieran denuncias contra todo tipo de trasgresores?

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Pienso en el valor del pequeño recuadro de la ventana de una celda y en la mirada ávida del condenado que ve pasar las blancas nubes como invertidos barcos libres navegando en el mar azul del cielo.

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‘El poncho es una ventana por donde el indio asoma su silencio para contemplar el mundo de los demás’.

Atahualpa Yupanqui.

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Dice Lao Tse que el uso que le damos a una jarra moldeada en arcilla se debe al hueco de su ausencia.

En una casa, las ventanas son usadas por su vacio.

Lo que no es nos ayuda a usar lo que es.

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Es equidistante el tiempo que trabajé en la radio con el tiempo que me separa de aquella actividad.

Fui locutor durante veinte años y hace veinte que no trabajo en radio.

Cuando me fui de la emisora continué leyendo libros, diarios, revistas, pero todo eso de lo que me informaba, que aprendía, no tenía a quien decírselo.

Reemplacé el micrófono por los amigos y conocidos cercanos, a quienes les debo la factura de ‘oyentes’ de aquellos años.

Del estudio pasé a una mesa de café.

Del programa a una charla de amigos.

Veinte años después, mis modesto escritos -que no son literatura- y que girarán en torno a puntos de vistas, noticias o efemérides, podrían ser aquellos programas de contenidos socio cultural de hace dos décadas, pero me parece mejor que sea una charla de amigos alrededor de esta mesa grande que nos permite la red.

La era digital trajo otros vanos.

Aprovechemos esta libertad que aun nos otorga Internet y usemos la palabra, la misma herramienta con que los poderosos, por siglos, nos han lavado la cabeza.

Me cuentan que en algunos países del primer mundo, ya están cercenando esta libertad, porque palabras que ‘molestan’ no son aceptadas por el sistema.

A broncearse que aun no nos han quitado el sol.

Sigamos pensando, exponiendo, opinando, aunque a muchos les moleste.

Qué bueno sería que a cada tema que les proponga, Ustedes participen con sus conocimientos, con sus experiencias y lo amplíen, lo hagan más hondo.

Por mi parte, día por medio, les dejaré un escrito en la ventana.

‘Espectros’-Manuel Vicent-Santillana-Madrid.2001.

‘Guitarra’-Atahualpa Yupanqui-Editorial Universidad Nacional San Luis-2009.

‘Historias del Arte-Diccionario de certezas e intuiciones’-Diana Aisember- A.Hidalgo Editora. Bs As-2004

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Amplío el perfil.

Nací en Villa Regina, Río Negro, Patagonia Argentina.

Desde Febrero del año pasado vivo en General Roca.
Para quienes no conocen nuestra zona, me vine 45 kilómetros al oeste de mi ciudad natal.