Bebé en brazos

Usted, Borges, escribió en 1976:
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida. Los defraudé. No fui feliz’.
Usted mismo, Borges, en su último libro ’Los Conjurados’ de 1985, el año anterior a su muerte, dictó:
‘No pasa un día en que no estemos un instante en el paraíso’.

Soy apenas un lector hedónico.
Pero aún cuando no busque en los libros otra cosa que no sea el placer que brinda la lectura, no existe un solo libro que no deje una enseñanza.
Cuando leí la frase de Borges de 1985 me quedé pensando cuales pueden ser los hechos que nos lleven al paraíso.
Inicié la lista comenzado por los inmediatos.
Un amanecer. Un atardecer. Un helado. Una sonata de Bach. Una zamba. Un viaje. Tu hijo actuando en un escenario. La secuencia de una película. Un libro.
Con el paso de los días se fueron sumando, no sólo nuevas ocurrencias de momentos paradisíacos sino alternativas cambiantes para alcanzar el edén.
Terminar el libro y cerrarlo con una sonrisa de felicidad.
Leer el libro junto a una copa de buen tinto tan o más antiguo que el ejemplar.
Sin mucho esfuerzo se puede llegar a cien buenas ocurrencias para alcanzar el Olimpo.
Propongo, en este intercambio, que nos cuenten a quienes estamos en la página, cuáles serían en vuestro caso los eventos, las circunstancias, que los hagan sentir que están en algún momento del día en la corte celestial.

En una oportunidad presenté –les dije que fui locutor- a un joven amigo que esa noche ofrecía un concierto de guitarra.
Conté que él era muy admirador de Juan Falú y que tiempo atrás había compartido escenario precisamente con él. Entiéndase, había tocado un par de temas a dúo con Falú, y recordando aquella frase de Borges dije que mi joven amigo en ese momento ‘había estado un rato en el paraíso’.

Uno de los ítems de mi larga lista es ‘tener un bebé en brazos’.

Esta mañana vinieron a visitarnos unos sobrinos y me dieron –este gesto es un regalo- su beba de cuatro meses para que la acogiera en el nido de mis propios brazos.
(Antes de seguir: no tengo nietos)
La beba me miró con sus ojitos cristalinos y puros y, como si eso fuera poco, me obsequió la muy fácil sonrisa que tiene.
La dicha, la ventura, la bonanza, me limpió estos ojos antiguos de mirar el mundo.

Esta mañana, Borges, he estado un rato en el paraíso.




Comentarios

  1. Viste Juanca con que pequeñas cosas te llenas el alma, estas un rato en el paraiso. Uno a veces se olvida de estas pequeñas cosas y persigue otras que no son tan importante. Lo bueno es saber esto de joven, asi disfrutas mas la vida.
    Felicidades por este blog. Nos vemos mañana en otra entrada.
    Saludos.

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  2. Judiht me comenta:

    'Escribo esta líneas para felicitarte por blog.
    Es sumamente interesante y útil (te abre la cabeza y mucho el alma).
    Me acabo de dar cuenta que yo soy una privilegiada que todos los días está un ratito en el paraíso y por la noche se va a dormir con la imagen de esa PURA y SINCERA sonrisa.
    Judiht'.

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  3. Gracias Juan Carlos!
    infinitamente, gracias...

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  4. Hola, Felicitaciones y gracias por el tiempo invertido en este blog para que podamos sentirnos en el paraiso leyendo textos de grandes escritores (entre otras cosas). Hermosas reflexiones. Seguíré visitandolo, falta mucho por leer aún. Gloria. Locutora, actriz, cantante y bailarina, jejee.

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