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Mostrando las entradas de septiembre, 2009

Bebé en brazos

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Usted, Borges, escribió en 1976: ‘ Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida. Los defraudé. No fui feliz’ . Usted mismo, Borges, en su último libro ’Los Conjurados’ de 1985, el año anterior a su muerte, dictó: ‘No pasa un día en que no estemos un instante en el paraíso’ . Soy apenas un lector hedónico. Pero aún cuando no busque en los libros otra cosa que no sea el placer que brinda la lectura, no existe un solo libro que no deje una enseñanza. Cuando leí la frase de Borges de 1985 me quedé pensando cuales pueden ser los hechos que nos lleven al paraíso. Inicié la lista comenzado por los inmediatos. Un amanecer. Un atardecer. Un helado. Una sonata de Bach. Una zamba. Un viaje. Tu hijo actuando en un escenario. La secuencia de una película. Un libro. Con el paso de los días se fueron sumando, no sólo nuevas ocurrencias de momentos paradisíacos sino alternativas cambiantes para alcanzar el edén. Terminar el libro y cerrarlo con una sonrisa de felicidad. Leer

Ventana

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Es como si hubiéramos nacido en otro país también llamado Argentina (evoco a Borges). Era una Argentina sin verja, sin candados, sin alarmas. Sin tanto negocio del miedo. De puertas abiertas. Cuando mis hijos eran niños de guardapolvo blanco, mi señora los acompañaba hasta la puerta de la escuela, y aun cuando el más chico quedaba solo durmiendo en casa, la puerta de calle quedaba sin llave. Eran tiempos de respeto. Si uno no encontraba habitante en el domicilio podía dejar el recado en la ventana del frente de la vivienda, en la seguridad de que nadie lo sustraería de allí. Dejar una carta, un paquete, en la ventana , era todo un signo de confianza. Confianza en que el destinatario lo va a encontrar. Confianza en que lo va a leer, y que procederá en consecuencia. *** *** *** Se abre una ventana para cambiar el aire viciado de dentro, para renovar el ambiente. En la necesidad de tomar nuevos aires. Puedo abrir una ventana para poder ve